Para poner orden patrimonial


LA VIVIENDA DE INTERÉS SOCIAL sin duda es una respuesta institucional loable por lo que respecta a la satisfacción de una de las primordiales necesidades del hombre. No obstante, en México (y el Estado de México no es excepción), con el paso de las décadas ha sido también objeto de triquiñuelas y engaños, en especial de parte de constructoras, inmobiliarias, partidos políticos o candidatos o funcionarios oportunistas que, prometiendo a ciudadanos incautos un pedazo de tierra y un techo, han propiciado la depredación del territorio nacional, puesto en riesgo a miles de mexicanos, ya por la mala calidad de las casas, ya por invadir terrenos no aptos para la vivienda como cañadas, riberas, colinas con difícil acceso, tierras de sembradío, bosques, manglares, playas y hasta desiertos. Esto sin mencionar el de por sí ancestral desorden que se experimenta en los registros públicos, donde hasta se ha llegado al extremo corrupto de arrancar hojas a los libros para ocultar o borrar información y abrir la puerta al despojo consentido en términos de ley.

Este domingo 25 de septiembre, por unanimidad y conforme a la nota publicada por el colega Mario Ruiz en el grupo de estos Indicios Metropolitanos en Facebook, la 59 Legislatura del Estado de México aprobó reformas que se suponen serán en beneficio de familias mexiquenses que habitan en viviendas de interés social, social progresiva y popular, así como a personas de escasos recursos que se ubiquen en el supuesto jurídico para que regularicen su patrimonio, al establecer que la inscripción en el Instituto de la Función Registral (IFR) de la sentencia ejecutoria sobre predios no mayores a 200 mts2 derivada de los juicios ordinario o sumario de usucapión se realice sin trámite notarial.

Tras dictaminar las Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Procuración y Administración de Justicia la iniciativa del gobernador Eruviel Ávila Villegas, los diputados mexiquenses se refirieron a la figura como una “herramienta eficaz y funcional al alcance de quien, sin encontrarse en posibilidades de acceso a otras formas de regularización, desea obtener un título de propiedad sobre el inmueble que representa la base de su patrimonio”.

La medida, en principio, se antoja de veras útil, aun cuando, por ejemplo, en mi caso particular, estando en una situación semejante sin que entre en detalles privados, por ser la propiedad mayor a esa superficie (que el dictamen o al menos la nota de Mario Ruiz no aclaran si es superficie de lote o construida), no podría aplicar, por no contar con los recursos ni para el juicio ni para los trámites notariales a menos que una justa argumentación me ubique en el “supuesto jurídico” que me permita regularizar mi única propiedad. Pero, visión egoísta aparte, la medida está inspirada sin duda en una legítima necesidad estatal de poner orden a la propiedad privada, necesidad cuya satisfacción comenzó a instrumentarse en el sexenio del Presidente Ernesto Zedillo, aun cuando los antecedentes los encontramos en el final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, yendo de la mano —aun cuando haya quien crea que no guarda relación temática— con el interés por la llamada “sociedad de la información” y su derivado la “sociedad del conocimiento”.

Abundar en esto será materia de otro artículo, baste aquí señalar junto con Sally Burch que el concepto de “sociedad de la información”, introducido por el sociólogo estadounidense Daniel Bell en 1973 formulaba que el eje principal de la sociedad postindustrial sería el conocimiento teórico y advertía que “los servicios basados en el conocimiento habrían de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información, donde las ideologías resultarían sobrando”, hecho que vemos y confirmamos hoy.
Esta expresión reaparece con fuerza en los años 90, en el contexto del desarrollo de Internet y de las TIC. A partir de 1995, se lo incluyó en la agenda de las reuniones […] de las naciones más poderosas del planeta […]
[…E]l concepto de “sociedad de la información”, como construcción política e ideológica, se ha desarrollado de la mano de la globalización neoliberal, cuya principal meta ha sido acelerar la instauración de un mercado mundial abierto y “autoregulado” […]
En este contexto, si bien las tecnologías de la comunicación han sido un factor clave en la aceleración de la globalización económica, su imagen pública está más asociada a aspectos más “amigables” de la globalización, como Internet, telefonía celular e internacional, TV por satélite, etc. Así, la sociedad de la información ha asumido la función de “embajadora de buena voluntad” de la globalización, cuyos “beneficios” podrían estar al alcance de todos, si solamente se pudiera estrechar la “brecha digital”. (BURCH, 2005, págs. 3-2).
El ordenamiento de la información relativa a la propiedad privada ha sido un factor decisivo desde la década de los noventas del siglo XX como han hecho notar numerosos investigadores de entonces y más actuales, en especial para dar certitud a los estados sobre las condiciones de la economía real y con miras a mitigar en cierto modo los efectos del capitalismo real, el que ha demostrado, tras la caída del socialismo real, que no es ni suficiente ni el más adecuado sistema político-económico ni ideológico para superar la cada vez más profunda brecha entre ricos y pobres.

La certeza tanto individual como estatal de lo que se tiene, cómo y desde cuándo se tiene da no nada más tranquilidad y seguridad a las personas físicas y morales, sino ofrece elementos para una adecuada gobernanza y administración de los bienes.

De ahí la liga con los temas mencionados. Por lo que toca a la “sociedad del conocimiento”, si bien es empleada por algunos académicos como una alternativa para la noción anterior, otros —entre quienes me incluyo— preferimos hacer la distinción desde el punto de vista de que la información no necesariamente conduce al conocimiento, pero sí, todo conocimiento se basa en algún tipo de información. Esta sutileza epistemológica es importante porque, de la misma manera, otras variantes como la noción de “sociedad del saber”, no pueden ni deben ser tomadas a la ligera en virtud de que cada una implica un nivel distinto para el aprecio y uso de la información, desde el mero dato presentado en muchas formas, pasando por su asimilación, entendimiento y comprensión, hasta culminar con su empleo y asunción con fines concretos, que eso es lo que implica el saber.
Nuestra hipótesis es que el saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna.
[…] El saber se encuentra o se encontrará afectado en dos principales funciones: la investigación y la transmisión de conocimientos.
[…] Es razonable pensar que la multiplicación de las máquinas de información afecta y afectará a la circulación de los conocimientos tanto como lo ha hecho el desarrollo de los medios de circulación de hombres primero (transporte), de sonidos e imágenes después (media).
[…L]a naturaleza del saber […] No puede pasar por los nuevos canales y convertirse en operativa, a no ser que el conocimiento pueda ser tratado en cantidades de información […E]l saber se subordinará a la condición de traducibilidad de los eventuales resultados a un lenguaje de máquina. Los “productores” del saber, lo mismo que sus utilizadores, deben y deberán poseer los medios de traducir a esos lenguajes lo que buscan, los unos al inventar, los otros al aprender.
[…] El saber es y será producido para ser vendido, y es y será consumido para ser valorado en una nueva producción: en los dos casos, para ser cambiado. Deja de ser en sí mismo su propio fin, pierde su “valor de uso”.
[…] En su forma de mercancía informacional indispensable para la potencia productiva, el saber ya es, y lo será aún más, un envite mayor, quizá el más importante, en la competición mundial por el poder (LYOTARD, 1990, págs. 13-17).
Ordenar la propiedad privada, pues, empodera así al ciudadano que hace cabal conciencia de sus posesiones, como empodera también a los gobiernos en la finalidad de administrar los recursos impositivos. Porque la certeza sobre la propiedad, implica también una certeza fiscal.

Durante los análisis en comisiones, diputados del PRI, PRD, PAN, MORENA y Encuentro Social coincidieron en que la reforma al segundo párrafo del artículo 5.141 del Código Civil del Estado de México aporta beneficios a las familias mexiquenses, pues brinda seguridad jurídica sobre sus bienes inmuebles.

Lo que no dicen los legisladores es que también da certeza fiscal al gobierno que, puesta la propiedad en orden, tendría información suficiente y creciente para reformular el valor catastral. Esto, en el mediano plazo, podría incidir en el empate de este valor y el valor comercial, lo que podría además reducir la especulación comercial inmobiliaria, trayendo en consecuencia una cada vez más realista consolidación de los bienes individuales, de grupo y estatales. Es decir, el beneficio es en dos sentidos: por una parte, el propietario de un inmueble, en este caso una vivienda de interés social, al facilitársele la regulación del mismo, adquiere certitud sobre lo que posee; mientras, con esta misma reforma, el gobierno a su vez adquiere certeza jurídica para regular además lo relativo a los ingresos que por causa de predial puede obtener.

Se trata de un toma y daca interesante mediante el cual el gobierno asegura una política social enfocada en el bienestar supuesto de la ciudadanía, mientras por otro no faltará el ciudadano o la institución que vea la oportunidad para regular lo que de por sí y por vicios acarreados de viejas prácticas hoy está fuera de orden, como es el caso de las “urbanizaciones paracaidistas”, el tramposo fraccionamiento de ejidos en desmedro de las zonas rurales, y un largo etcétera.

El legislador Raymundo Martínez Carbajal (PRI), presidente de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, señaló que los beneficios son evidentes y —en teoría [apunte mío]— se dirigen a quienes más los necesitan, mientras que su compañero de bancada, Ignacio Beltrán García, dijo que otorga certeza jurídica y tranquilidad familiar, además que elimina el pago ante el IFR.

Por su parte, Víctor Hugo Gálvez Astorga (PAN), afirmó que la reforma facilita el acceso a un medio para adquirir en propiedad un predio del que se ha tenido uso por un tiempo prolongado, y refirió que en el distrito judicial de Valle de Bravo de enero a la fecha se presentaron 238 juicios, de los cuales 191 se han concluido, lo que da una idea de su relevancia.

A su vez, Juana Bonilla (PRD), destacó que servirá para que las familias puedan ahorrarse el costo del juicio, el trámite notarial y el registro ante el Instituto.

Se lee muy tentador, bueno, aun cuando no faltarán los notarios que sientan la medida como una puñalada por la espalda, porque buena parte de sus ingresos —en tanto negocio— estriba justo en los gastos y honorarios asociados a los trámites de titulación, sea que se relacionen con operaciones de compra-venta, de regulación de bienes, sucesiones testamentarias, donaciones y similares.

La medida, la reforma apela sin duda, en espíritu, a resolver la vía de la administración de la propiedad por un camino marginal que puede o no ir paralelo al de la justicia, basada ahora en la información y el conocimiento de lo tenido.
[…] la nueva etapa del desarrollo humano en la cual estamos entrando se caracteriza por el predominio que han alcanzado la información, la comunicación y el conocimiento en la economía y en el conjunto de actividades humanas. Desde este enfoque, la tecnología es el soporte que ha desencadenado una aceleración de este proceso; pero no es un factor neutro, ni su rumbo es inexorable, puesto que el propio desarrollo tecnológico es orientado por juegos de intereses.
En esta perspectiva, las políticas para el desarrollo de la sociedad de la información deben centrarse en los seres humanos, en función de sus necesidades y dentro de un marco de derechos humanos y justicia social […]
(BURCH, 2005, pág. 4)
¿A quién servirá de veras esta información de carácter público? ¿Quién, sabedor de sus alcances, la usará de veras en beneficio que satisfaga una necesidad urgente y no, en cambio, como una triquiñuela para justificar al despojo?

 (Con información de Mario Ruiz / Vallemex.)

Referencias

BURCH, S. (27 de septiembre de 2005). "Sociedad de la Información / Sociedad del Conocimiento". Recuperado el 25 de septiembre de 2016, de CiberPrometheus: http://www.ub.edu/prometheus21/articulos/obsciberprome/socinfsoccon.pdf
LYOTARD, J.-F. (1990). Condición Postmoderna, La. México: REI.



Homologarán cooperación ambiental EdoMex y CDMX


Por Mario Ruiz Hernández / Vallemex Noticias

CIUDAD DE MÉXICO., a 23 de septiembre de 2016.-Los secretarios del Medio Ambiente de la Ciudad de México, Tanya Müller García y del Edomex, Raúl Vargas Herrera, instalaron la Mesa Permanente de Trabajo en Materia Ambiental, con la finalidad de coordinar, analizar y homologar los mecanismos de cooperación entre ambos gobiernos, a fin de reforzar las acciones encaminadas a mejorar el entorno natural en estas entidades.

En esta mesa de trabajo, los funcionarios acordaron compartir una plataforma única de avances del PROAIRE, de la Zona Metropolitana del Valle de México; iniciar la elaboración de un inventario de emisiones 2016; revisar el programa de contingencias ambientales para incorporar recomendaciones del grupo asesor de la Comisión Ambiental de la Megalópolis, incluyendo alertas tempranas.

Además, en coordinación, homologarán criterios de los programas de autorregulación de vehículos a diésel, gas natural y gas L.P, así como los de operación de talleres PIREC, en el cambio de convertidores catalíticos; establecer un convenio en materia de residuos sólidos urbanos; monitoreo del destino de residuos de manejo especial e iniciar un análisis para establecer una tarjeta única de transporte público metropolitano.

Con ello, las secretarías del Medio Ambiente de la Ciudad y el Estado de México, también instaurarán mecanismos para compartir experiencias de éxito en la lucha contra el cambio climático.

Incrementará inversión en Centros Comerciales mexiquenses


Por Mario Ruiz Hernández / Vallemex Noticias

VALLE TOLUCA, Méx., a 23 de septiembre del 2016.- El Estado de México ocupa el segundo lugar a nivel nacional con más de 80 mega centros comerciales luego de la Ciudad de México con 196; adicionalmente se estima que habrá un crecimiento de dos dígitos en la construcción de este tipo de plazas que tendrán inversiones en el 2016 superiores a 25 mil millones de pesos en todo el país.

Así lo dio a conocer, Celia Navarrete González, directora del portal de Construcción de la Londinenses United Business Media(UBM) México, en conferencia de prensa en la que dio a conocer la Expo Cihac 2016, considerado el evento líder en la industria de la construcción en Latinoamérica, la cual tendrá lugar del 11 al 15 de octubre en el Centro Banamex de la Ciudad de México.

Informó que de 2014 a 2016 se abrieron alrededor de 32 centros comerciales en el país para un total de 584 que representan 16.2 millones de metros cuadrados de área rentable.

Resaltó que en el caso del Estado se han desarrollado centros comerciales por firmas muy importantes que incluso han ganado premios como la Plaza Central, donde se ubicaba el antiguo Toreo, Galerías Toluca, etc.

En materia de vivienda reiteró que muchas de ellas se han construido lejos de los centros de trabajo, por lo cual se estima que un millón de ellas están abandonadas, lo que implica una inversión muy importante perdida.

Mencionó que hoy se premia la vivienda vertical con centros comerciales y demás servicios cerca y transporte más eficaz.

Subrayó que el año pasado en el municipio de Ecatepec se construyeron casi 437 mil viviendas adicionales; en Nezahualcóyotl 280 mil 391, en Naucalpan 231 mil y en Toluca 218 mil 639 viviendas adicionales, lo cual representa el 28 por ciento de la vivienda del estado.

Destacó sobre el evento, que durante la edición número 28 de la Expo CIHAC se llevará a cabo la "Semana de la Construcción" y "The Constructio WEEK Summit, Concrete Show Mexico, Ecobuild" y el Salón Internacional AMEVEC.

Comentó que participarán más de 550 expositores de los mejores productos, tecnologías e innovaciones de la construcción en más de 40 mil metros cuadrados.

En cinco días de exposición se conocerán las tendencias de la industria, nuevos productos y tecnología, conectado a los proveedores con compradores.

Este año la agenda comprende seminarios técnicos y talleres prácticos a cargo de los expositores.

Designa Naucalpan nueva Defensora de DD.HH.

EL CUERPO EDILICIO DESIGNÓ a la Doctora en Derecho, Ana Gloria Robles Osollo, como Defensora Municipal de Derechos Humanos, durante la sesión ordinaria de Cabildo abierto realizada en el Foro Felipe Villanueva del Parque Naucalli, en la que también tuvieron derecho de voz los vecinos naucalpenses.

Robles Osollo fue elegida por mayoría de una terna enviada por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CODHEM), luego de que el cabildo enviará a esa instancia la documentación de las 23 personas que se registraron en el proceso de elección.

En esta sesión de Cabildo Abierto, el Presidente Municipal, Edgar Armando Olvera Higuera, tomó protesta a Ana Gloria Robles Osollo, quien es Licenciada en Derecho y cuenta con dos maestrías, una en Derechos Humanos por la Universidad de Castilla-La Mancha, y otra en Protección Internacional de los Derechos Humanos, por la Universidad de Alcalá, ambas en España.

Asimismo fue Cuarta Visitadora General de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH); Directora de Promoción y Difusión del Programa de Atención a Víctimas del Delito de la Primera Visitaduría General de la CNDH; Subdirectora en la Primera Visitaduría General de la CNDH, entre otros cargos.

Durante la sesión del Cabildo Abierto tuvieron voz siete naucalpenses que se registraron para poder participar sobre los temas de Derechos Humanos y Cultura Política, ya que este gobierno se caracteriza por incluir a la ciudadanía en la toma de decisiones de los asuntos de interés público.

En el tema de Derechos Humanos participaron Aldo Antonio Trapero Maldonado, de Lomas de San Mateo; Enrique Benigno Meza Cuevas, de la colonia Casas Viejas La Era; J. Refugio Nava Torres, de San Antonio Zomeyucan; Flora Janeth Robles Bello, de Colinas de San Mateo y Gerardo Martínez Gallardo de Jardines de Satélite.

Por otra parte para abordar el tema de Cultura Política intervinieron Lino Guzmán López, de Naucalpan Centro y Bulmaro Antonio Paniagua Bribiesca, de Boulevares.

La Primera Síndica, María Elena Pérez de Tejada Romero, informó a los asistentes que por instrucciones del Presidente Municipal, las ponencias y propuestas de los ciudadanos participantes se analizarán  para darles seguimiento puntual, cada una de ellas será atendida y canalizada  en la instancia correspondiente.

Crónica de un suicidio

Suicida en Mazatlán, 22 de sept 2016


Prólogo post facto
Este texto lo escribí y publiqué originalmente el 14 de octubre de 2006 en lo que era mi blog "VETA Personal", siendo prácticamente una de mis primeras incursiones en la redacción de blogs y de las primeras señas de mi blogmanía, luego lo trasladé a mi blog "Archivo de crónicas" que ahora es aquí una sección o categoría nada más y desde el 2 de marzo de 2015 este es su espacio.

Diez años después de escrito este texto, una noticia semejante pero ocurrida en Mazatlán, Sinaloa: el suicidio de Óscar N, motivado, según explicó el suicida, por el fallo de un juez que le quitó la custodia de sus hijos sumiéndolo el hecho en una profunda depresión, da la vuelta al mundo por desgracia de las redes sociales, las que ahora no nada más potencian la capacidad informativa de los seres humanos, de los individuos que con un celular en la mano se convierten en reporteros del instante, sino que además permiten retratar con toda su crudeza la miseria y la mezquindad humanas, en especial de aquellos que, empoderados con la tecnología no tienen noción de los riesgos, en este caso emocionales, de la profesión periodística.

No está de más decir que el morbo cobró o cobrará más pronto que tarde su factura en todos aquellos que atendieron tan patético acontecimiento convertido (no en sí mismo, sino por interés de los espectadores) en un espectáculo. Claro, en aquellos más conscientes que en los obnubilados y fascinados. Porque la escena retratada, aunque parecida a la de un impresionante salto de altura desde la Quebrada en Acapulco o desde la altura de un poste de algún circo, ni remataba en las profundidades marinas para presunción de la destreza del clavadista entre vítores y vivas, ni a este lo esperaba una red de seguridad. El sonido que alcanza a escucharse cuando el hombre golpea el piso yo lo experimenté a escasos metros en aquel entonces, como describo en esta crónica. Y es fecha que no puedo borrar de mi cabeza el hecho con todos sus detalles.

No es sencillo sobreponerse a una tragedia humana, más cuando se experimenta en carne propia. No obstante, hoy retomo esta crónica no por dar continuidad al morbo, no por vulgar sensacionalismo, ni para exorcizar mis demonios, sino para, como ayer, motivar a la reflexión a los viejos y a los nuevos amables lectores, los que conocían y los que desconocen esta entrega que ahora, con este prólogo, refresco.

Hace diez años
Ignoro de dónde saco el ánimo o las fuerzas para escribir esta crónica. Hace tiempo que no escribo para ningún medio de comunicación y, sin embargo, aquí me encuentro, ante el teclado, dejando fluir la memoria y los sentimientos bajo la guía del oficio periodístico y literario.

Comienzo con una breve confesión: no he reporteado ningún evento trágico, no he sido corresponsal de guerra, me he desempeñado en otras áreas del periodismo, especialmente el de opinión. He escrito sobre otros temas, pero lo que siempre me ha movido y conmovido ha sido el ser humano detrás de cada acontecimiento. No el chisme vano, la información vacua, del momento. Cada nota debe llevar un recordatorio a quien escribe y a quien lee que los protagonistas del suceso narrado son seres de carne y hueso, tan débiles como cualquiera.

Escena primera
Son alrededor de las dos de la tarde. En la central de bomberos de Naucalpan se recibe el reporte de que hay un ciudadano que pretende suicidarse lanzándose desde lo alto de la torre de alta tensión que se ubica a la orilla del Río Chico de los Remedios, en la esquina de las avenidas Paseo de la Primavera y Paseo de Echegaray, a dos cuadras de la Av. Dr. Gustavo Baz Prada y a tres cuadras de donde yo vivo, en el Fraccionamiento La Florida, en el Estado de México, a la altura de las famosas Torres de Satélite creadas por los arquitectos Luis Barragán y Mathías Göeritz.

No estoy enterado de lo que sucede. En casa se acerca la hora de la comida y mi madre escucha un acetato con música cantada por Diane Warwick. Comentamos las melodías: “Para eso son los amigos”, “Sé que no amaré así otra vez”, “Camina lejos”, “El poder del amor”… Terminando la hora de la comida, mi padre, que vive en Copilco, llama por teléfono y me dice lo que sucede a unas calles de ahí. Lo ha escuchado en la radio, en la estación Monitor. De inmediato viene a mi cabeza el recuerdo de la ocasión, hace un año aproximadamente, cuando me acerqué a ayudar a una mujer que intentaba suicidarse haciéndose cortes pequeños con unas tijeras diminutas de costura.

Ella sufría de una desilusión amorosa y de la incomprensión de su hija. En el estado alterado en que se hallaba y considerando su basta corpulencia, su fuerza era descomunal. Esa vez llegaron un par de patrullas y una ambulancia. Seguí a la mujer desde mi calle hasta el río, donde pretendía ahogarse. Usé mis conocimientos de psicología, psicología invertida, logré detenerla un poco. Pero es claro que en esas circunstancias, la razón está de más. Después de varias horas, una paramédica logró la empatía. Entre mujeres se entendieron. La policía me solicitó mis generales. Se la trasladó ante el Ministerio Público, pero la experiencia dicta, según me comentaron los policías entonces, que ante los pobres recursos del estado para atender estos casos, sin una denuncia formal, sólo se levanta el acta y se deja al ciudadano en libertad con el riesgo de que saliendo de la delegación intente de nuevo suicidarse y hasta lo consiga. Es triste, pero real. La salud mental de los mexicanos está muy desatendida.

Es sábado 14 de octubre de 2006, un impulso mezcla de morbo, afán de ayudar y oficio periodístico me saca de la casa, para ser testigo de un acontecimiento que no olvidaré jamás.

Escena segunda
Al llegar al sitio, ya hay algunos colegas periodistas reunidos, TVAzteca levantó la nota en 5 minutos y se retiró cuando eran las 4:30 p.m., aproximadamente. Quedaban La Prensa, Monitor, La RED, entre otros. Monitor llegó primero, enseguida La RED. Los mirones ya sumábamos casi un centenar. Estaban los bomberos, la policía estatal, paramédicos. Las calles habían sido cerradas parcialmente en un radio de 50 metros.

Ahí lo vi y reconocí su rostro. Se trataba de un vecino de la colonia aledaña a la mía, es decir Echegaray. Recordé haberlo visto en la casilla en que fui escrutador y haberme cruzado con él por la calle en varias ocasiones. Pero como ocurre con más frecuencia de la debida, reconocer al vecino no supone la convivencia o la cercanía social. Cada día todos vivimos sumergidos en nuestros problemas individuales y familiares, y quizá sólo al margen nos interesamos por lo que ocurre en la casa de enfrente. Confundimos colindancia con despego. La solidaridad en tales condiciones dormita hasta que ocurren desgracias como la que ahora narro.

Su nombre: Gerardo Carrión. Tiene poco más de 40 años. Yo tengo 43. Según informes de sus vecinos más cercanos, al parecer vive con sus padres. El papá padece esquizofrenia y asimismo Gerardo. El drama familiar se adivina, se presta a la imaginación. Varios vecinos tratamos de dialogar con él, lo invitamos a bajar de la torre. El hombre se sonríe y alega: “¡Es la agonía de la maldad!”; “¡Yo soy la maldad!”; “¡Es la agonía de la muerte!”. Dice que sus padres no lo quieren. Su intención es castigarlos, atraer su atención y la de quienes ahí nos encontramos, pero afirma que ni la presencia de sus padres lo hará cambiar de decisión. No reta. No espera. No amenaza. Está de pie aferrado a los travesaños de la torre, en lo más alto.

Escena tercera
Cinco de la tarde, más o menos, en conversación con el Instructor Zurutuza, del cuerpo de bomberos, comento sobre la pertinencia de que la Compañía de Luz y Fuerza del Centro corte el suministro a la colonia, para facilitar las labores de rescate. Él me dice que ya han solicitado esa acción a la central, que se reduciría el voltaje, pero es la hora que tal no ocurre. Contradictoriamente, el comandante de la policía estatal a cargo me indica que no tiene contacto con la Compañía de Luz. Entonces, solicito a un vecino que me preste su celular para llamar a mi casa y desde ahí pedir a mi madre que emita la queja para que se corte la luz dadas las circunstancias. Además, me atrevo a sugerir, como lugareño con 38 años de habitar en el fraccionamiento, que la circulación del tránsito se corte en zonas más específicas y alejadas, pues soy testigo que el cuello de botella que es esa área, tarde o temprano dará problemas, pues es el paso natural de la gente que transita rumbo al Distrito Federal. Gracias a esta medida, en pocos minutos llega una ambulancia que es estacionada bajo los árboles, a escasa distancia del lugar, con la finalidad de no generar expectativas que alteren al suicida.

Cinco treinta. La policía pide a los presentes alejarse, formando un cerco virtual, prudencial. Tres valerosos bomberos comienzan a escalar la torre: Onorio es el más experimentado. Tiene diez años en el cuerpo y no es su primer caso de suicidio. Le siguen Francisco Fernández, joven respetable que se estrena en esta situación y su tocayo, Paco González. Llevan cuerdas y arneses, pero no hay ninguna otra forma de equipo de rescate a la vista. No hay lonas, colchones inflables o recursos similares. Aún no se ha cortado la energía. El día ha estado nublado. A mediodía llovió y el cielo amenaza con una nueva precipitación.

El tiempo transcurre. La gente comenta. Los mirones apuestan sobre si Gerardo se lanzará o no. Sé por sus vecinos próximos, que es el segundo intento. En el pasado se tiró de la azotea de su casa, así que las probabilidades de que en esta ocasión cumpla su cometido son muy altas. Los bomberos sólo lo sospechan, pero eso no los arredra en su decisión de salvarle la vida. La esperanza general es a favor de la vida, salvo algunas excepciones. “Les está tomando la medida”, dice una anciana, “debían dejar que se tire y santo remedio”. Le pregunto si pensaría igual si se tratase de su hijo. “¡Claro! Les está tomando la medida. Síganle el juego nomás.”

Por un vecino de Gerardo sé que ya se notificó a su padre. La madre no se encuentra en casa. Éste, por toda respuesta, solicita que cuando Gerardo se tire le informen, nada más. Al parecer el suicida no tiene amigos o pareja conocida.

Escena final
Para las seis de la tarde, se acelera el rescate ante la inminencia de lluvia y la disminución de las condiciones visuales. El comandante Ramón López coordina a los bomberos quienes cierran distancias respecto a Gerardo; éste, que ya está muy cansado, orina a los rescatadores y segundos después solo repite: “¡Llegó mi fin, señores! ¡Llegó mi fin!”.

Estoy, al igual que mis colegas periodistas, diríase que en primera fila, pero a diferencia de ellos, estoy ubicado exactamente de frente a Gerardo. Por momentos el suicida se me queda viendo. Una hora y media antes intercambié frases con él, dije conocerlo, le pregunté por qué decía que él era la maldad, a qué le temía y a esta cuestión respondió que a nada y luego de una pausa, dijo que sólo temía a la muerte. Intenté disuadirlo, como otros varios de los presentes. Gerardo no escuchaba, en parte por la altura y en parte por voluntad.

A las seis y veinte, los segundos se vuelven instantes y los instantes siglos. Tomo algunas notas para esta crónica, pero un barullo repentino me hace volver la cabeza. Veo a Gerardo volando por el aire, en dirección a mí. Los brazos extendidos. Cae como bólido, en posición erecta, las piernas dispuestas para el aterrizaje. Conforme se acerca a tierra, percibo claramente que su gesto antes burlón ahora expresa miedo, sí, miedo, ante lo inevitable. Tiene cerrados los ojos; muy apretados. Su cabello, movido por la inercia y el viento parece querer aferrarse a la torre, pero Gerardo ha saltado describiendo una media parabólica. Ha buscado el pavimento. Lleva recorrida media caída y no soporto más. Cierro mis ojos.



Minutos antes, mi colega de Monitor esperaba con ansia el rescate o el desaguisado, sudaba por los nervios. Confiaba en que todo saldría de forma optimista. El colega de La Prensa ya no controlaba sus manos, que temblaban preocupadas, como adivinando lo que se produciría a continuación. Tomó varios ángulos y finalmente, halló, para su desventura, la fotografía anhelada: Gerardo en pleno vuelo. Así consolidó la nota y su publicación.

La adrenalina nos tiene a todos quietos, congelados por milésimas de segundo.

Estando yo con los ojos cerrados, percibo el golpe seco, retumbante del cuerpo de Gerardo contra el pavimento por donde miles de veces he caminado de ida y vuelta en la cotidianidad. Ha caído a escasos 10 metros de mí, estrellándose como acordeón. Veo claramente su pie derecho desarticulado, pero de inmediato la ambulancia, los paramédicos cargando una camilla, bomberos y policías se acercan al punto. Mi colega de La Prensa levanta las placas fotográficas y en ellas se ve la condición lamentable en que ha quedado Gerardo. No es indescriptible, pero por respeto a sus familiares, al mismo Gerardo, a los lectores y a mi sensibilidad, prefiero no entrar en detalles.

Epílogo
Oscurecía. La energía de la torre nunca fue cortada ni el voltaje bajado. Se hubiera notado en el fraccionamiento. Unos niños se me acercaron. Estaban excitados por la experiencia, sacando deducciones sobre el estado de Gerardo. Me preguntaron si sobreviviría. Templado, demasiado para mi sorpresa, respondí que en caso de hacerlo no sería por mucho tiempo o en una situación muy penosa, para él y su familia.

Se desató una llovizna, la tercera del día, la que daría pauta al aguacero.

El público comenzó a retirarse, pues la función había terminado o eso creyó. En realidad sólo había terminado el segundo acto de una obra que había comenzado quién sabe hace cuántos años atrás y que había mostrado en la intimidad de una familia mexicana el dolor de la salud mental trastocada, mientras en torno la sociedad naturalmente egoísta decidía dejarse envolver por problemas generales de índole económica o política.

En el primer acto, para un hombre llamado Gerardo el drama tomó un cauce trágico a fuerza de la suma de elementos y factores diversos que le llevaron al desequilibrio y a la desesperanza, esa que los sacerdotes de todas las religiones venden disfrazada de infierno. En el segundo acto, otros dramas toman lugar.

Desencajados y desconsolados, llorando impotentes, los bomberos descienden de la torre y se sientan a la sombra de un viejo pirú a la orilla del pestilente río. Sus compañeros prestos se dan a la tarea de darles palabras y gestos de aliento. Francisco Fernández, el más joven y primerizo en estas circunstancias, es el más afectado.

De pronto recuerdo cuando mi madre rodó las escaleras de la casa, apenas en abril, sufriendo una fractura expuesta de su muñeca izquierda y todo lo que hube de hacer para evitar un desenlace adverso. Entonces me acerqué a los héroes anónimos que todos admiramos y les expresé mi solidaridad con todo mi afecto. Los curiosos ya estaban camino a sus hogares donde contarían lo sucedido como quien cuenta un episodio de CSI o la película de moda.

En el primer acto, el pesar de los padres de Gerardo sólo ellos y su círculo familiar lo vivieron, temiendo el momento cuando éste decidiera intentar de nuevo quitarse la vida. En el segundo acto, tanto ellos como los rescatadores sentirán el dolor de la pérdida.

Son más de las ocho de la noche. En la televisión transmiten la película Poltergeist como un anuncio de la proximidad de los días de muertos. ¿Me pregunto qué contendrá la ofrenda a Gerardo y cuántos actos más se escribirán de esta obra llamada vida? Antes, otros fueron los protagonistas, ahora Gerardo, mañana… quién sabe.