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Con la vara que mides serás medido AMLO



ME NIEGO a guardar silencio luego de los dichos ensoberbecidos del presidente Andrés Manuel López Obrador a la reportera y colega de UNIVISIÓN en la mañanera sobre sus cuestionamientos tras la publicación del New York Times y sobre todo por su estúpida manera de responder y poner en riesgo la privacidad e integridad física de la reportera de dicho medio estadounidense.

Concedo que no "debería" calumniarse al presidente de México como de ningún país. Pero de que se puede, se puede. Y de que a veces se ponen de pechito, no lo pueden evitar. Y el propio AMLO dio muestra fehaciente de ello a lo largo de sus dieciocho años de campaña con los presidentes que le antecedieron, desde Fox hasta Peña, a los que calumnió tanto como dijo sus verdades. Así que, como dice el refrán, quien se ríe se lleva y no le queda bien ponerse de chilletas. ¡Con la vara que midas serás medido!

Por otro lado, puedo conceder que el reportaje de New York Times como los que le antecedieron hacen más escándalo que aprobar información con datos duros, son más especulativos que asertivos en cuanto a los señalamientos sobre los posibles vínculos de personas alrededor de AMLO con el crimen organizado, en especial con el cártel de Sinaloa y el Mayo Zambada. Sin embargo, sí hay datos e informaciones desde el comienzo de su gobierno que permiten no nada más especular sino sospechar de dichos lazos. Recordemos, para no ir lejos, las numerosas narco mantas que surgieron a lo largo y ancho del país advirtiendo a alcaldes y gobernadores de no meter las manos, porque el cartel Sinaloa contaba con la "venia" del presidente AMLO para "limpiar" y recuperar territorios de los "jóvenes" narco menudistas (en alusión a los cárteles Jalisco Nueva Generación y Tepito, para empezar). En esos primeros meses más de uno señalamos que era un pésimo indicio que seguro derivaría en un terrorífico derramamiento de sangre como en efecto ha sido, pues este, con mucho, ha sido el sexenio más violento que hemos vivido los mexicanos.

Y esto que digo no es cuento, más de un medio impreso y electrónico dio cuenta y registro de dicha información. Las mantas en su mayoría remataban con un "atentamente el Mayo Zambada". La verdad detrás de esos avisos se lo guardaron las direcciones de seguridad locales y estatales, pero ahí están para la Historia, gusten o no a AMLO y sus seguidores y simpatizantes.

Los nuevos datos velados con que se han elaborado esos reportajes, esa información tomada a partir de testimonios obtenidos por agentes de la DEA y la CIA (quienes han tenido un incesante aunque callado quehacer durante este gobierno en connivencia con SEDENA y Marina —espero no me regañe mi querido Jose H. Orozco Tocaven —) tiene, no cabe duda, un tinte político que pasa por las elecciones en México y en EE.UU., tratando de cerrar el paso a Trump tanto como a los chinos. Pero el tejido es tan intrincado que se hace difícil explicar en un espacio como este.

Por otra parte, la soberbia de AMLO ya lo ciega y muestra en todo el clímax de su delirio de poder. Eso de afirmar que por encima de la ley de transparencia (o de cualquier otra ley) está la dignidad de la autoridad, y en especial de la autoridad moral del mandatario es no nada más un desatino, una exageración sino una aseveración totalmente inconstitucional sobre la que los poderes complementarios legislativo y judicial deberían ya poder un alto determinante, pero también el propio pueblo de México.

Y no es que AMLO tenga la sensación de que el país se le sale de control, sino que está cierto de que ha perdido el control y en su furia recala sobre los que le ponen freno al caballo desbocado de su sinrazón y su ceguera de emperador de pacotilla. Ha mostrado a pocos meses de realizarse las elecciones el verdadero cobre que lo sostiene.

Personalmente sigo seguro de que quien triunfará en los comicios para acceder al cargo de presidente será Claudia Sheinbaum, pero eso no significa por fuerza que de veras vaya a ser una calca de su patrocinador. Mal haría Claudia en no irse zafando desde ahora luego de esas declaraciones infaustas de AMLO. Ella debe mostrar carácter, que no es un títere, que tiene una visión propia del país, un estilo personal de gobernar como todos sus predecesores, y que es capaz de tomar las riendas por si sola, sin verijas que la ayuden a medio flotar en la procelosa mar mediterránea de la incertidumbre.

Por su parte, Xóchitl ha dado un paso atinado al frente con sus observaciones al respecto, pero no son suficientes. La fuerza femenina tan vapuleada y ninguneada por este gobierno tiene ahora la ocasión de mostrar su músculo, ya con Xóchitl, ya con Claudia, o conformarse con servir de patiño del mal comediante de Palacio Nacional que, en su último stand up sacó la más cínica y peor de sus inquinas al sugerir sarcástico que la reportera cambie de número telefónico.

Por menos que eso, al chiapaneco Belisario Domínguez le cortaron la lengua y lo asesinaron. AMLO, como opositor, no solo conservó su vida, sino, ya se ve, su lengua bífida.

Todos por el congreso o los muertos también votan

"Todos por el congreso o los muertos también votan".
Cartón Paréntesis (31 de enero de 2024) de mi autoría. Imagen creada con inteligencia artificial.

JUSTO lo que señala el colega periodista Joaquín López Dóriga en su columna más reciente es lo que he dicho en mis escritos muy anteriores, incluso hace un par de días en un grupo de WhatsApp creado por un conjunto de vecinos mexiquenses en dos mil dieciocho para dizque impulsar las candidaturas independientes, y entre cuyos aspirantes a fungir como candidato me apunté, entre broma y en serio, ya fuera para el gobierno estatal o la presidencia. (Por cierto, desde entonces el grupo mantuvo el silencio hasta ahora, raro.)

En efecto, la oposición puede dar su lucha para la presidencia de dos mil veinticuatro como perdida. Lo escribí en mi blog, lo he dicho aquí, de varias maneras.

El sistema político mexicano con su dinámica pendular así lo tiene establecido: tantito pa'l centro, luego pa'la derecha, luego de nuevo al centro, de retache pa'la izquierda. Solo hay que ver en todo lo largo de nuestra historia como república esa tendencia, así teniendo —como diría mi madre— sus asegunes. Incluso desde la guerra de facciones en el siglo diecinueve, entre liberales y conservadores de los que Antonio López de Santa Anna es figura telenovelesca, a veces héroe, a veces villano de petate, engendrador de chapulines con síndrome de piernas inquietas que los hacen brincar ya para un partido, ya para el de enfrente y cuya descendencia todavía anda divertida entre nosotros con sus colores naranja, amarillo, azul, rojo, marrón.

Desde mucho antes que AMLO ganara la presidencia lo anuncié, lo predije, lo auguré, lo "profeticé". Las muestras de congruencia están aquí en el blog, para que no se muevan a engaño. Dije que el dos mil dieciocho sería para la izquierda y lo ganaría quien ya sabemos. No era difícil leer los indicios y antecedentes para "adivinarlo". La tozudez de AMLO es como describe el refrán: tanto va el cántaro al agua que es malo para el cántaro. En este caso el cántaro fue México, nosotros, en la desesperación por hallar un gobierno menos corrupto, más esperanzador. Y ya vimos que el agua se nos escurrió por entre los dedos de las manos dejándonos sedientos de progreso y justicia. Aún a quienes no votamos por el gobierno en turno so pena de previo aviso.

Desde el comienzo del gobierno actual las narco mantas fueron elocuentes, firmadas por el Mayo Zambada [parafraseo]: "señores y señoras munícipes, no se metan, tenemos el permiso del presidente Andrés Manuel López Obrador para sacar de las plazas a las nuevas generaciones de narco menudistas". La verdadera guerra entonces comenzó. No la anunciada de Calderón (que algunos maloras podrían ligar con la familia michoacana, por ser él oriundo de aquel estado), sino la de las bandas del crimen organizado. El ejército, contrario a las promesas de campaña, no ha salido de las calles y, al contrario, se ha mimetizado con las mismas por virtud de un grisáceo uniforme de guardia nacional más al servicio de los intereses migratorios del vecino norteño que a los del pueblo de México.

La inmigración ha sido un recurso vital para este gobierno, para el toma y daca que cotidianamente sostiene con EE.UU. Convertido en llave de paso, México tiene el control del tránsito migratorio, sin medir las consecuencias que internamente eso ha traído también en otros ámbitos. Derechos humanos vulnerados, aumento de la presión social y un largo etcétera al que no quiero sumar los vaivenes de la naturaleza que hoy, junto con las estúpidas decisiones de administración pública, tienen al país al borde de la desesperación: falta de agua y sequía, aguas puercas y crecimiento poblacional desmedido y desordenado, un campo abandonado y ciudades retacadas, dádivas gubernamentales a diestra y siniestra de la mano de una cada vez peor distribución de la riqueza. El panorama no es halagüeño para ninguna de las candidatas a ser la primera presidente (o presidenta, ya que la RAE lo admite) de México.

De un lado tenemos un palo llamado Claudia. Del otro una flor, no la más bella del ejido. La primera es un esqueje del Peje. La segunda una ocurrencia opositora.

La oposición seria tuvo en sus manos no hace mucho opciones más enteras, con conocimiento, experiencia y visión de estadistas. A mí me gustaba Beatriz Paredes, pero ya fue. De todos modos ni ella ni los otros tenían un arrastre popular suficiente para contrarrestar el de AMLO, que no el de Claudia quien es un cero a la izquierda, y se destaca por ser apenas un soflamero reflejo del mandamás macuspanense. Xóchitl, aun con toda su humilde herencia de un indigenismo mestizo, no tiene arraigo entre las etnias, tanto así la separaron de sus orígenes sus afanes por sobresalir socialmente. Con tal galatina no se consigue contundencia, diría Asterix a Vencigétorix. Así que en la condición actual no hay poción mágica que valga.

La cuestión no es si México y su democracia ya están maduros para ser gobernados por una mujer. El tema no es discusión entre sexos. Las facultades femeninas no están en duda, solo las de Claudia y no por ser ella, sino por su trayectoria como sombra reptante bajo la sombra de AMLO. Pero, quién sabe. Si AMLO está regresando al pasado de la década de los setenta en muchos aspectos de su gobierno y su manera de hacer política y detentar el poder presidencial, no descarto que igualmente Claudia Sheinbaum haga lo propio y, tal como sucedía durante el priato, ya sentada en el trono se desvincule como hicieron los precedesores respecto de sus respectivos dedos de gran elector. ¿Podría, querría Claudia distanciarse de AMLO para hacer válido su estilo personal de gobernar? Auguro que así será. Taimada sacará las uñas. Y Andrés lo sabe. Por eso él también está apostando a ganar el congreso, para tener a raya a Claudia con la mayoría morenista, para mantener el control. Y esa es la apuesta que debe hacer también la oposición: ganar el congreso para tener a raya no solo a Claudia, sino a los embates morenistas.

Por eso voy con las palabras del colega López Dóriga. Es el congreso, pendejos. No se vayan con las fintas. Los indicios dichos a tiempo y destiempo están más que claros. Aunque no echemos la campanas al vuelo, porque luego de una terrible pandemia que nos alteró los números de población y padrón electorales, faltará ver si no ahora más que nunca, dicho entre paréntesis, los muertos también votan.




La flor más bella del ejido




ALLÁ EN MIS TIERNOS AÑOS de la secundaria, tenía yo un profesor, el Profesor Montaño, por mejor apodo "Monín", que era dado a comenzar sus clases de Ciencias Sociales e Historia de la manera como se narra un cuento. Me parece oírlo con su voz tipluda invitarnos diciendo:

¡Muchachos!, bienvenidos a un viaje por el tiempo o destiempo en la política mexicana, subámonos a un helicóptero y recorramos el país donde los tapados eran como esos regalos sorpresa en Navidad, pero en lugar de ilusionarnos, solo nos dejaban con la boca abierta y el ceño fruncido. Hoy, en pleno dos mil veinticuatro, la cultura del tapado parece estar resurgiendo con miras a las próximas elecciones presidenciales. ¡Es como si estuviéramos en una máquina del tiempo, pero sin los efectos especiales!

Antes de sumergirnos en la locura del presente, retrocedamos unas cuantas décadas, a los años anteriores a la década de los ochentas del siglo pasado. En aquellos tiempos, el tapado era una figura mítica, una especie de fantasma político que aparecía de la nada para convertirse en el candidato presidencial. Nadie sabía quién era, excepto el presidente en turno, quien guardaba celosamente su identidad como si fuera el último secreto del universo. Había más rumores y especulaciones en torno al tapado que sobre el monstruo del Lago Ness. ¡Vaya misterio! Ni siquiera la maestría de Abel Quezada consiguió develar jamás, a pesar de conocer sus miríficas propiedades divinas con las cuales cualquiera podría identificarlo o identificarla.


Pero lo interesante es cómo se llevaba a cabo toda esta obra de teatro política. Imaginen esto: solo había un candidato en la boleta electoral. Sí, leyeron bien, ¡solo uno! El pueblo mexicano no tenía opciones para elegir, pero eso no impedía que se gastara una fortuna en campañas electorales, porque, ¿quién necesita la diversidad democrática cuando puedes tener un solo sabor de helado en el menú?

Las campañas eran todo un espectáculo. Había propaganda por doquier, desde mascadas hasta discos de vinilo y hasta libros con la ideología del partido. Aunque solo hubiera un candidato, todos tenían que hacer como que competían. Era como jugar un partido de fútbol sin oponente, pero con una multitud de fanáticos aplaudiendo y vitoreando al único jugador en el campo. Al conjunto de aspirantes y sus afiliados se le conocía como "La Cargada" y si, por alguna razón, los indiciados aparecían deslucidos, entonces se consideraba, en términos muy revolucionarios, que "la caballada estaba flaca". Razón por la que se hizo tradicional también que los políticos charros demostraran su adhesión con una cabalgata multitudinaria, si bien no faltaba el Sancho que montaba burro o mula por aquello del no te entumas. ¿Dónde quedó la emoción de la competencia? Hoy ni caballos ni jaripeo; puros tamales de chipilín empujados con pozol endulzado con jarabe de pico.

Pero, amigos míos, ¡prepárense! Porque si creían que esos tiempos eran extraños, la cultura del tapado en la política mexicana de hoy en día nos está dando una lección magistral en absurdo y desconcierto. En lugar de desvanecerse en la historia, el tapado ha resurgido con más fuerza que nunca. Es como si el pasado se hubiera metido en una máquina del tiempo y decidiera hacer una visita en pleno siglo XXI.

En el año dos mil, el año de la transición democrática, en un inolvidable ensayo publicado por la revista Letras Libres —hoy calificada por el régimen de turno como "conservadora"—, Carlos Monsiváis advertía: "la cargada cambia de signo ideológico". Ayer como hoy esto es igualmente válido, y si en aquel tiempo los humoristas hicieron sorna del ambiente político inventando el FUL (Frente Unido de Lambiscones) hoy son los políticos mismos los que han inventado el FAM (Frente Amplio por México) como caricatura involuntaria de sus propias aspiraciones,

¡El Tapado está de vuelta! ¡Y esta vez es aún más divertido!

Según nuestro querido presidente, Andrés Manuel López Obrador, el tapado ya no existe, pero parece haber olvidado mencionárselo a sus colegas políticos. ¿O acaso están todos jugando a ser magos y ocultistas, él incluido con su frase "lo que diga mi dedito"? Cada día aparecen nuevos nombres y candidatos sorpresa, como si fueran personajes de una telenovela de enredos políticos. ¡Y el público solo puede mirar con asombro y confusión!

La verdad es que la cultura del tapado en la política mexicana es un juego de simulación y manipulación. Nos hacen creer que tenemos elecciones libres y justas, pero en realidad, el tapado ya está predestinado a ocupar el puesto más alto. Es como una tragicomedia donde todos actúan sorprendidos, pero en el fondo saben cómo terminará la historia.

Y así, queridos lectores, llegamos al final de este viaje en el tiempo por la cultura del tapado en la política mexicana. ¿Acaso podemos reír o llorar ante esta farsa electoral? Tal vez ambas cosas. Pero algo es seguro: debemos reflexionar y tomar acción. No podemos permitir que el tapado sea la norma, la tradición que se repite una y otra vez, por graciosa y entretenida que nos parezca, con todo y sus botargas, caricaturas y monigotes. Debemos exigir transparencia, competencia real y una democracia que no sea solo un juego de tronos, una democracia sin adjetivos, para citar a otro San Benito mártir de la 4T, Enrique Krauze.



¡Despierten, mexicanos! La elección presidencial de 2024 se acerca, y es hora de dejar de lado los juegos de tapados y exigir un verdadero cambio. No caigamos en el engaño y la complacencia. Es hora de que la política mexicana deje de ser un chiste y se convierta en una fuerza transformadora para el bienestar de todos.

La cargada de los seiscientos

Como si fuera un capítulo de la historia de una Esparta de petate, o una torpe batalla en una Crimea de una Ucrania de algún universo paralelo, en medio de una trama política repleta de ironías y contradicciones, en el vertiginoso escenario político de México, el Jerjes tabasqueño y su MORENA han dejado en claro su desprecio hacia instituciones clave como el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI).

Esta hostilidad se desarrolla en un contexto complejo, donde se entrelazan varios elementos: las próximas elecciones presidenciales de 2024; las denominadas "precampañas que pretenden no ser precampañas", tanto del partido MORENA como de la coalición del Frente Amplio por México conformada por la alianza PRI-PAN-PRD; el papel de los partidos Movimiento Ciudadano (MC) —que crece pero no se mueve—, Verde Ecologista de México (PVM) y del Trabajo (PT) —que nadie sabe para quiénes trabajan—,  y los satélites y apéndices que saldrán de la carga ligera de los seiscientos priyistas encabezada por los audaces Miguel Ángel Osorio Chong —suerte de Leónidas hidalguense—, y Claudia Ruiz Massieu —la Cardigan institucionalista—, y la participación destacada de mujeres políticas como Beatriz Aguirre, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Todo esto se enreda como dictado por el oráculo de Delfina Gómez:

Mirad, habitantes de la extensa República Mexicana, o bien vuestra poderosa y eximia nación es arrasada por los descendientes del Peje, o no lo es; pero en ese caso, la tierra de Polemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Plutarco, y de Elías, y de Calles. Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones o de los equis González, ya que posee la fuerza de Kukulkán. Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos.

En un país donde las elecciones presidenciales se asemejan a un juego de poder, el presidente López Obrador parece haber adoptado una estrategia sacada del Manual de Arbitraje del siglo XIV al cuestionar al árbitro en plena quinta etapa de su gobierno. Tal vez la etimología de "umpire", proveniente del antiguo francés "non per", que significa "número impar, no par", puede explicar de manera más adecuada su enfoque. ¿Por qué conformarse con un árbitro imparcial cuando puedes ser tú mismo el protagonista de la contienda? Dicho esto, resulta pertinente mencionar el famoso dicho beisbolero que el presidente AMLO suele citar: "ni pichas, ni cachas, ni dejas batear". Esta expresión, enlazada con su actitud desafiante hacia los demás poderes, refleja su voluntad de tomar el control absoluto de la situación y no permitir que nadie más tenga influencia en el juego político.

Las precampañas que no son precampañas: ¿Un déjà vu del viejo PRI?

En el contexto de las próximas elecciones presidenciales del 2024, donde la oposición mexicana busca unirse para presentar una opción real, el partido MORENA y el Frente Amplio por México, conformado por el PRI-PAN-PRD, parecen estar reviviendo los viejos tiempos del PRI. Las denominadas "precampañas que supuestamente no son precampañas" nos transportan al pasado, cuando el PRI gobernaba con mano firme y los candidatos ya estaban predestinados. ¿Será este un caso de déjà vu político o simplemente un nuevo capítulo en el juego de poder mexicano?


Mujeres políticas en el tablero: De heroínas a peones en el juego de poder.

En medio de este juego de poder, no podemos olvidar la participación de mujeres políticas destacadas para bien o mal. Beatriz Aguirre, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum son algunas de las protagonistas femeninas en este tablero político. Sin embargo, a pesar de su valía y liderazgo, parecen ser tratadas como peones en un juego donde los hombres aún tienen el control. ¿Será el papel de las mujeres políticas solo un espejismo de igualdad en medio de un sistema que sigue perpetuando las desigualdades entre los sexos?



En conclusión, el escenario político en México se asemeja a un juego de tronos lleno de ironías y contradicciones. La animadversión de López Obrador y MORENA hacia instituciones como el INE y el INAI refleja una estrategia en la cual el poder y la manipulación son moneda corriente. Mientras los partidos juegan sus cartas en las próximas elecciones presidenciales, las "precampañas que supuestamente no son precampañas" se convierten en un nuevo capítulo del antiguo libro del PRI. En este juego, partidos como Movimiento Ciudadano, el PT y el PVM intentan encontrar su lugar, pero ¿serán simples comparsas o árbitros reales? Y en medio de todo esto, las mujeres políticas, aunque presentes, parecen estar relegadas a un papel secundario, incluso cuando las vistan de huipil, pipa y guante. Este escenario político nos invita, sin lugar a dudas, a reflexionar sobre el juego de poder y las desigualdades que persisten en nuestro sistema político. Es momento de cuestionar, de exigir un cambio real y de no permitir que el futuro de nuestro país se decida en un juego de tronos donde la justicia y la equidad son meras piezas de ajedrez. ¡Levantemos nuestras voces y construyamos un México más justo y democrático para todos!

El Mayordomo de Palacio

RECIENTEMENTE, el presidente Andrés Manuel López Obrador tomó una decisión que muchos catalogarán de ocurrencia. Pero, antes de hacer una crítica acérrima o negativa o una loa como las que suelen hacer las voces idólatras, detengámonos a ver el trasfondo de la misma en al menos dos de sus vertientes, la utilitaria y la política.

La decisión a la que hago referencia es la relativa a la creación del cargo de Gobernador del Palacio Nacional. En realidad, lo que el presidente está haciendo es recrear, más que crear, un cargo que ya existía de antiguo: el Mayordomo de Palacio. Tema que, en su sola enunciación ya me da pie para un proyecto literario.

El mayordomo es un cargo de servidumbre de mucha más importancia y envergadura de la que la literatura ha rescatado, en especial tras las visiones de la ilustración y el colonialismo, mediante las cuales asociamos a la mayordomía con una actividad dedicada a la atención particular del rey y por extensión de la corte.

Hay varios tipos de mayordomía. Antiguamente se distinguían las siguientes clases de mayordomo:

  • Mayordomo de estado, persona a cuyo cargo estaba en la casa real el cuidado de la servidumbre del estado de los caballeros.
  • Mayordomo de estrado, el que en palacio cuidaba de la mesa del gentil hombre.
  • Mayordomo de fábrica, el que recaudaba el derecho de fábrica.
  • Mayordomo mayor, jefe principal de palacio a cuyo cargo estaba el cuidado y gobierno de la casa del rey.
  • Mayordomo de semana, persona que en la casa real servía la semana que le toca bajo las órdenes del mayordomo mayor supliéndole en su ausencia.
  • Mayordomo de la artillería. En el orden militar, el encargado de los pertrechos y municiones de artillería.

Muchos, y me incluyo, hemos criticado a AMLO durante su gobierno calificándolo irónicamente como el "rey desnudo", en alusión al cuento de Hans Christian Andersen "El traje nuevo del emperador". Esta decisión seguramente enfatizará en sus detractores esta idea. Sin embargo, esta vez, a reserva de analizar más a detalle las causas y efectos de la misma, puede que no sea tan descabellada y quizás hasta sea necesaria.

La mayordomía ha tenido distintas lecturas dependiendo del ámbito cultural e histórico en que se desarrollarel cargo como parte de una estructura social domiciliar y de gobierno.

Las funciones del mayordomo pueden ser tan variadas y amplias o limitadas como las necesidades de organización, estructura y dinámica del castillo, casa, villa o poblado en que desarrolla su actividad.

Mientras en Europa prevalece la idea grecorromana y medieval del mayordomo de castillo o mansión, en México, y en general en América Latina, predominan dos variantes, la del mayordomo rural, herencia de la hacienda y la encomienda coloniales, y la del mayordomo palaciego, más citadino, ambos en la idea del mayordomo jefe y/o del mayordomo de estrado, mientras el rural, además, se asocia a la idea del mayordomo de Estado (sin perder jamás de vista la definición de los componentes del Estado: poblacíon, territorio y gobierno).

Debajo de este máximo cargo administrativo, de servidumbre administrativa, hay toda una estructura organizacional que pasa por puestos también muy socorridos por la literatura y desprestigiados por la misma como son el amo o ama de llaves, también conocidos como mayordomía mayor y en el ámbito militar dieron paso a los grados de comandancia; el caballerango, reducido modernamente al servicio de atención a los semovientes caballares en los ranchos, cuando originalmente se asociaba a la mayordomía de fábrica en equivalencia o teniendo subalternos en el capataz, caporal o cabo; el teniente, asociado con el cargo de mayordomía de semana, al igual que sus subalternos; el sargento, asociado a la mayordomía de artillería, que en lo rural se relacionan a veces con el del aceñero, el molinero, el tendero.

A lo largo de la historia y aunque la idea no guste a los militares, la base estructural y funcional de estos cargos y grados de servidumbre administrativa, bien definida desde la masonería, tanto domililiar como gremial (ejemplo claro es el de la albañilería, de donde surgen los cargos de tutores, maestros, profesores e instructores, entre otros) pasaron como herencia a formar y reorganizar la estructura de la milicia, redefiniendo y especializando las labores en función del cargo y el desempeño dentro del ejército, así, los mayordomos de estado o mayores pasaron a ser los generales y almirantes en sus distintos grados, como brigadier o comodoro (para el caso marino); los mayordomos jefes fueron también conocidos en tanto coroneles, es decir encargados de las "columnas" de soldados de infantería, que a efectos domiciliares se refiere a las columnas de siervos campesinos sembradores, segadores, cosechadores, pastores, etcétera.

En los ámbitos académicos y eclesiástico, los cargos de servidumbre no están alejados de la misma idea, aun cuando obedezcan a nombres y funciones distintas como es el caso del mayordomo parroquial o templario que es el sacristán, o los de diácono (que la traducción inglésa confunde con la de "decano"), presbítero, por mencionar dos casos y sin abundar en detalles.


Así, que el presidente AMLO haya sugerido la creación de un "gobernador" de Palacio Nacional implica o el reconocimiento del desorden burocrático al interior no nada más de un monumento, sino de un edificio de importancia política, social, cultural y que, además tiene función como domicilio del gobernante principal en turno. O puede significar también la reestructuración amañada de la burocracia existente para dar cabida disfrazada, como en la vieja usanza, a personas individualmente designadas por el poderoso para ocupar altos cargos con el beneficio de ser incluidos en el presupuesto, aun a despecho de las contradictorias políticas y reformas legislativas como la efectuada recientemente contra el outsourcing, o las retóricas arengas contra el nepotismo, síntoma de corrupción. ¿Al rato veremos mayordomos en las demás dependencias de gobierno, en los ayuntamientos, como ocurrió en el periodo de David Sánchez Guevara, en Naucalpan, cuando creara el puesto del Director de Buen Gobierno, aun cuando su justificación obedeció a "estándares internacionales"?


Don Benito Juárez no requirió de mayordomo, hasta que ocupó Palacio Nacional —gajes de andar a trompa talega, a salto de mata, gobernando en la diáspora y a bordo de un carruaje—, en contraste con Maximiliano, quien tenía una clarificada estructura de servidumbre en cada uno de los edificios e instituciones del imperio, comenzando por el Castillo de Chapultepec; y los miembros de esa naciente cortesanía mexicana, tan criticada en el siglo XIX por Madame Calderón de la Barca, surgidos de una clase media y burguesa despuntando, estuvieron felices de armar así las bases de la nobleza y la aristocracia "de petatiux".

¿Será que las izquierdas mexicanas están empujando legal, moral y socialmente para crear una nueva forma de aristocracia mexicana? ¡Cuidado! No sea que en algún momento nos pinten al Dr. Hugo López-Gatell como una suerte de moderno Jean-Paul Marat, a Marcelo Ebrard como una calca de François-René de Chateaubriand; espero que no vean a Ricardo Monreal como un moderno Georges-Jacques Danton o a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como un remedo de Alexis de Tocqueville sabedor de que —citando a Roger Bartra— "la igualdad puede llevar a las naciones tanto a la libertad como a la servidumbre, a la ilustración como a la barbarie, a la prosperidad como a las miserias". Y espero también que no nombren a algún Calzontzin Inspector como alguacil de la Guardia Nacional.

En algún momento escribí que las pugnas internas de las "izquierdas" mexicanas aglomeradas en y alrededor de, primero el PRD y luego MORENA, me han recordado las purgas dentro del socialismo soviético, y me atreví a hacer un parangón entre Porfirio Muñoz Ledo y Trotsky. Puedo estar equivocado, pero la vocación jacobina de la izquierda hacia el divisionismo es en parte lo que tiene al país en vilo hoy.

Aquí viene a cuenta la pregunta, ¿es necesario un mayordomo en Palacio Nacional? De ser así, ¿para cumplir exactamente qué funciones? Será importante e interesante que, en un ejercicio de plena transparencia, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la administración de recursos humanos de Palacio Nacional den a conocer la descripción del nuevo puesto y de la estructura subyacente, para establecer su oportunidad y eficacia como parte de un sistema organizacional avocado al buen desempeño y la gobernanza de lo que cotidianamente mueve y da sentido al edificio y a la institución presidencial y, más, al gobierno entero y a la democracia mexicana.

Dicho entre Paréntesis, ya veo a los que denostan de Olga Sánchez Cordero "Florero de SEGOB" ubicándola como el Ama de Llaves de Andrés Manuel o... ¿Será que, en tiempos electorales, el lopezobradorismo necesita del martillo de un Carlos Martel para frenar el embate de los infieles opositores en medio de un 2021 convertido en su particular batalla de Poitiers?





Quien con coyotas anda, a enchilar se enseña

El senador Ricardo Monreal, desayunando chilaquiles y coyotas
con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Foto: Twitter

MIENTRAS LOS SEÑORES JAMAN, uno acá, padeciendo para hallar el bolillo y la chuleta, dicho sea entre paréntesis. Y es que los cartones entre paréntesis no necesariamente han de ser caricaturas forzadas, a veces salen así, naturalitas, espontáneas, sin necesidad de meterle diseño al dibujo.

Lo decía don Federico Reyes Heroles, ideólogo priyísta en los tiempos en que Andrés Manuel López Obrador era militante del PRI: en política, la forma es fondo y días atrás, dos ex priyistas, el senador Ricardo Monreal, coordinador de la bancada morenista, y el presidente, se reunieron a desayunar "con huevos, coyotas, chilaquiles y café" para discutir las reformas constitucionales que presentará el ejecutivo próximamente.

Se requieren huevos, sin duda, para soportar lo que viene y los legisladores tendrán que coyotear, muy alertas, a pesar de que las decisiones del congreso enchilarán a más de un empresario. Es decir, una mancha más al tigre de la economía nacional, por no decir que ese jaguar ya va pareciéndose más a una pantera de lo negro que se ve el panorama entre promover la eliminación del outsourcing y unas amañadas reformas que ponen en "riesgo" a la propiedad privada bajo un esquema "socialdemócrata" que algunos tachan de comunistoide, como es el caso del buscapiés que tenemos en el plan municipal de Desarrollo Urbano y Obras Públicas que pretende introducir, por no decir imponer, la alcaldía naucalpense en el Estado de México y de la mano del plan estatal del gobernador Alfredo del Mazo, primo del ex presidente Enrique Peña Nieto.

Lo que pasa con este régimen es que tiene buenas ideas, pero pésimas implementaciones. Buenas intenciones, pero estúpidas ejecuciones. Ya no es nada más cosa de caprichos del poderoso o de sus seguidores, gabinete o simpatizantes, sino de su impericia e ineptitud. ¡Y vaya que el gobierno de Fox fue inepto siendo la primera vez del PAN en el poder federal!; pero, este lo supera con creces.

No es desapareciendo ni regulando fiscalmente y de manera centralizada como se conseguirá la equidad, sino revisando el esquema. Las reformas que vienen pueden estar fundadas en un espíritu benéfico, pero siguen siendo propuestas torpes como muchas decisiones chaqueteras del actual gobierno.

Unos trabajadores en los que nunca piensan legisladores y empresarios es en todos los que nos desempeñamos de manera libre, que no somos emprendedores ni empleados, algunos profesionistas, otros simplemente chambeadores o hasta chambones, los "agentes libres", freelancers que trabajamos por honorarios y que, a querer o no, encontrábamos en el outsurcing una flor efímera, aunque algo injusta, de la bonanza empresarial.

Para que aprenda a gobernar, la izquierda tiene primero que quitarse de la cabeza las telarañas de ser contestataria a la primera de cambios, enfocarse en la tarea y no distraerse con sueños guajiros, concentrarse pragmáticamente en lo que la realidad permite efectuar y no construir castillos en el aire que implican falsas esperanzas para los gobernados. ¡Eso es lo que está fallando!

Y sin embargo, yo sigo afirmando que el 2024 repetiremos con un gobierno morenista, porque el sistema político mexicano así es, pendular. Será un gobierno de izquierda-centro con capacidad para sentar las bases de una nueva transición democrática en ese incesante ir y venir. Yo no sé si votaría por algo así. Es temprano para decidir. Sé que no voté por AMLO. Aun así no me cierro analíticamente ante las probables bondades y, como dije en mis textos en el blog y aquí hace mucho, la izquierda está siendo puesta a prueba y todos estamos pagando la novatada.

Como muchos son de la misma extracción priyista, díficil es decir aquello de "más vale malo por conocido que bueno por conocer", pues está visto que tan malo el pinto como el colorado y, sin albur, más vale pájaro en mano que ciento volando, y esto lo digo por aquellos que incluso quisieran hacer de AMLO un mártir y hasta proponen su aniquilación literal.

México es más grande que un hombre empecinado y caprichoso e incluso que una ideología ramplona. Seremos tú y yo los que lo sacaremos adelante, aunque los pronósticos del FMI y el Banco Mundial ya nos hayan hecho temblar afirmando que empezaremos a asomar el pico por ahí del 2023.

Desplegado como anillo al dedo


Lismonero y con garrote

Foto: Rebeca Jiménez, El Universal
ERA DE LA OPINIÓN... igual que la Primera Síndico naucalpense María Elena Pérez de Tejada, que "las deudas deben pagarse". Sin duda, siempre y cuando la erogación correspondiente no derive en males mayores para el deudor especialmente tratándose de su patrimonio.

Una máxima que aprendí de viejos contadores años atrás fue esta: "primero aprende a pagarte tú, a ti, y luego a los acreedores". Parece una máxima cínica, promotora de la evasión, pero tiene una lógica  de sobrevivencia que vale lo mismo para los particulares que para los gobiernos municipales o nacionales independientemente de su tinte o bandera. Y parece ser que, al menos en Naucalpan, esta es la máxima imperante al terminar la administración actual, la que comenzara teniendo como alcalde al panista Edgar Olvera Higuera y terminara, mediante "graciosa fuga" política de este para ampararse tras el fuero de la diputación local ante las demandas en su contra, en las manos interinas de Víctor Hugo Gálvez Astorga, otro personaje, calladito, reacio a mostrarse más de lo necesario, bajo cuya sombra uno que otro demonios aprovecharon para remover el fango municipal donde ya, desde el 1 de enero de 2019 tendrá que caminar la presidenta municipal electa Patricia Durán Reveles, de origen panista, pero morenista por adopción. ¿Su plumaje será impermeable?

El tema central de este artículo, sin embargo, no tiene nada que ver ¿o sí? con nombres de personalidades naucalpenses, aunque ya hayan sido barajados en más de una publicación aquí o fuera de este blog. El tema es uno al que hemos venido dando seguimiento cuidadoso: el asunto de los parquímetros en Naucalpan. Un tópico, además, que se antoja indicio transversal que cruza otros tantos más aparatosos y polémicos (como el de la basura), pero que, por eso mismo, por ser una aparente minucia, pone en evidencia aquello de "no prometas lo que no será".

Los parquímetros han sido elemento distractor de asuntos mayores, porque el asunto apela a la división de opiniones entre quienes pudieran estar en contra o a favor de la medida siempre presentada y alegada como una cuyo fin es ser factor en el ordenamiento de la movilidad. Nunca se ha sustentado de manera debida con los estudios correspondientes que den certeza sobre su bondad, pero tampoco sobre su maleficio. A los parquímetros se los ha catalogado de muchas maneras, sin nunca llamarlos por su real nombre detrás de su propósito en tanto cepos para la recaudación fiscal, uno más de tantos recursos y artimañas para sacar dinero de los bolsillos de los contribuyentes ante la indiscutible incapacidad e ineptitud gubernamentales para generar los propios recursos por otras vías no impositivas y que hacen ver a los gobiernos en la forma de limosneros con garrote.


En fecha reciente, el cabildo de Naucalpan tuvo a bien (si cabe referir  a la gracejada de esa manera y dicho sea entre paréntesis) revocar el acuerdo que forzaba al gobierno a abrir un fideicomiso mediante el cual se administraría el dinero proveniente de la recaudación por concepto de parquímetros, dato este que bien registró Indicios Metropolitanos. Resulta que en el tiempo que estuvieron funcionando los parquímetros dicho fideicomiso ¡nunca fue fundado!, ¡nunca se llevó a efecto!; o sea que el dinero andaba ahí, guardadito en el cepo, esperando un destino noble como era la promesa de su aplicación para el mejoramiento de las comunidades donde se ubicaron las mentadas alcancías.

La revocación se consiguió con una mayoría absoluta de legitimidad discutible tras una votación de 6 votos a favor, 3 en contra y 8 abstenciones. Es decir, apenas el 35% de los regidores y síndicos que conforman el cuerpo edilicio del ayuntamiento de Naucalpan decidieron que "dice mi mamá que siempre no". ¿Qué conlleva dicha revocación? El reconocimiento expreso de la voluntad perniciosa del gobierno para destinar esos dineros, en vez de para aquello para lo que fueron etiquetados, mejor para el pago de la deuda, concretamente el pago de salarios de la administración.

Es verdad, y aquí lo anoté en su momento, que la cantidad recaudada no alcanzaba para gran cosa; dato este, adicional, que ya venía abonando a la justificación en favor de los detractores de los parquímetros como bien apuntó y recordó en su intervención el regidor morenista Darío Rojas:
¿Por qué la gente se opone a los parquímetros? No por que no pongan orden, sino porque la gente opina: "es que el dinero de los parquímetros se lo van a robar."
Mientras la síndico Pérez de Tejada afirmó que el monto a reasignar supondría, en números redondos, 7 millones de pesos como "lo recaudado", la realidad que arroja la misma transparencia a que ciudadanía y medios como el que ahora lees propiciamos muestra cifras muy distintas.

De acuerdo con el portal ParqNau elaborado ex profeso para clarificar lo recaudado por concepto de parquímetros en las zonas donde se ubicaron las alcancías: las colonias Satélite, La Florida, Mirador y Tecamachalco, el monto ha sido, a lo largo de año y medio, mucho mayor de lo indicado por la síndico, aun considerando que el 40% (no el 50% como algunos argumentan) es la parte correspondiente para el gobierno, mientras el 60% restante se ha quedado en manos de la empresa concesionaria. Las cifras, la información están ahí al alcance de quien, dentro o fuera del gobierno se tome el tiempo, esfuerzo e interés en mirarla. Así que no cabe el argumento de "nos falta información" para justificar hasta una abstención que, ya se sabe, equivale a lavarse las manos como Poncio Pilatos.




Si bien a lo largo de año y medio, más o menos, entre septiembre de 2017 y la fecha que escribo estas líneas, lo recaudado no ha sido mucho respecto de lo esperado por algunos, el monto de casi 38 millones de pesos depositado por la ciudadanía en los parquímetros no es una cifra despreciable. De esa cantidad, poco más de 15 millones se los habrá embolsado el gobierno saliente y, si seguimos el dicho de la síndico y 7 millones se destinarán para el pago de la nómina, ¿dónde quedará la bolita de los restantes centavitos? Eso tendrá que dejarlo bien claro y transparente la administración saliente si no quiere dejar cabos sueltos y más esqueletos escondidos en el ropero.

Gráfico de ingresos en Naucalpan por concepto de parquímetros.
Foto: Indicios Metropolitanos


Ingresos obtenidos por el gobierno de Naucalpan por concepto de parquímetros
entre septiembre de 2017 y mayo de 2018. Foto: Indicios Metropolitanos

Ingresos obtenidos por el gobierno de Naucalpan por concepto de parquímetros
entre junio y diciembre de 2018. Foto: Indicios Metropolitanos
Ingresos obtenidos por el gobierno de Naucalpan por concepto de parquímetros
solo el 16 de diciembre de 2018. Foto: Indicios Metropolitanos. Fuente: ParqNau
Ahí la información objetiva. Pero, dejemos que los actores den sus versiones a través de los hechos y dichos precisos en tiempos cuando, ante la urgencia y desesperación en el tránsito de un gobierno a otro y de tomar de lo perdido lo que aparezca para reducir la deuda de más de tres mil millones de pesos, el gobierno naucalpense incluso hasta embarga el patrimonio de difuntos. Eso sí, su inventario de bienes quedará muy actualizado.


Deshojando margaritas


En el segundo debate de los candidatos a presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (MORENA-PT)
calificó al candidato de la coalición "Por México al Frente" (PAN-PRD-MC), Ricardo Anaya,
llamándolo Riqui Riquín, "Canayín".
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos
ERA DE LA OPINIÓN… de que los enamorados perdían un poco el tiempo, tratando de ajustar su suerte en el amor, arrancando pétalos de las margaritas; empero, la declinación reciente de Margarita Zavala a su candidatura a la presidencia de la República parece confirmar que algo hay en la estructura de una flor que permite vislumbrar y comprender lo que hay detrás de los afectos, al menos en política.

La imagen de un debate sin un quinto elemento —como en la película de ciencia ficción, femenino—, nos pone delante de dos cuestiones. ¿México está listo para ser gobernado por una mujer? ¿Las mujeres de México están listas para contender por el poder federal?

Más allá de las faldas

Sin duda la mujer en México ha conquistado y logrado muchas cosas, muchos avances en distintas materias relacionadas con sus derechos y sus ambiciones legítimas en tanto ser humano. Sin embargo, también es cierto que en muchos casos parece más entrampada en sus propios discursos igualitarios y reivindicatorios que en pulir las puntas de sus aguzadas flechas.

También es cierto que la imagen de un debate sin un quinto elemento, mucho más allá del valor estético (no me refiero solo a la belleza sino, como he planteado desde hace años tras mi tesis de licenciatura, en un sentido de sensibilidad y apertura de los sentidos, de una actitud estética); mucho más allá de ese valor, decía, nos pone ante otros cuestionamientos que pasan desde quién detenta más el poder de la corrupción hasta quién está más libre de pecado; quién tiene más experiencia o quién está más rancio en sus afanes.

Mientras el primer debate nos presentó más de lo mismo comparativamente con años anteriores, lo destacable del segundo debate presidencial, efectuado en la Universidad Autónoma de Baja California, en la ciudad de Tijuana, y que pudimos presenciar este domingo20 de mayo fue, sin duda, el formato.

Por primera vez en la historia electoral de México, un debate entre candidatos a la presidencia
incluyó la participación de ciudadanos.
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos
Parece que ¡al fin le dieron al clavo! el INE y los partidos políticos y los media en armar una estructura de contenido no solo ágil y más atractivo, sino además con la posibilidad de dar flexibilidad, soltura tanto a preguntas como a respuestas de los candidatos. La intervención de un público —nada fácil de seleccionar, no cualquiera tuvo acceso al foro— introdujo un conjunto de elementos “novedoso”, relativa frescura y una imagen de mayor integración con las expectativas de los gobernados. Sin embargo, sigue siendo una asignatura pendiente la distribución del tiempo que, ante la ausencia de la ex candidata Margarita Zavala, de pronto pareció más de lo necesario para los conductores, León Krauze y Yuriria Sierra —cuyo desempeño inquisitivo a ratos rayó en lo contestatario— y menos de lo justo para los candidatos restantes.

Los peridiodistas León Krauze y Yuriria Sierra condujeron el segundo debate presidencial
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos

Entrenando para gobernar

Un “Bronco” anclado en la imagen de su madre heroína, ave Fénix surgida de las cenizas, llenó de algún modo el hueco de Margarita por intermedio de la metáfora.

José Antonio Meade se presentó más plantado y más seguro, contundente en sus argumentos, tanto como en sus réplicas. ¿Convenció?



Ricardo Anaya, dio pauta anticipada para saber cómo sería su actuar desde el momento cuando difundió a través de las redes sociales un video ejercitándose con la pera. Así, llegó con los guantes puestos a confrontar a derecha e izquierda, soltando jabbings, ganchos y mostrándose nada dispuesto a cabecear; empero, eso sí, a desplazarse con rápidos pies, cada vez un paso más adelante hacia la proximidad del público, abarcándolo con una comunicación corporal indiscutiblemente acertada, salvo por mínimos yerros en su capacidad oratoria.

Andrés Manuel López Obrador… repetitivo, lento en el cabeceo, sin protector de boca sufrió dos que tres mordidas de lengua a consecuencia de los embates de los contrincantes. Más le valdría a AMLO descontinuar su botarga porque no tardará en fabricar algún oportunista una punching bag “inflable” con su efigie.



En cuanto a las propuestas de los candidatos, creo que es la primera vez, en muchos años, que de verdad se ponen al descubierto argumentos más propositivos que solo demagógicos; aun cuando, es cierto, la misma limitación del tiempo y la complejidad de los temas elegidos no permitió, para no variar, que pudieran presentarse de manera sintética los cómos por sobre los qués.

Llamó mi atención que predominara el color azul en la producción y transmisión en vivo del debate: colores de trajes, de corbatas, de fondos de escenografía. Hay un justificante técnico para ello que quienes hemos hecho televisión comprendemos. No obstante, eso es un factor que tendría que revisarse pues, desde la perspectiva de la influencia de los colores en este tipo de comunicación política, la inclinación hacia el partido o candidato ligado a un determinado color puede derivar en una planeada o una involuntaria influencia e inclinación hacia tal o cual candidato, en este caso, Ricardo Anaya quien, al final del debate se declaró ganador, un poco haciendo eco a las primeras encuestas elaboradas por distintas agencias y dadas a conocer por medios como la revista Forbes o Quadratín. ¿Qué tanto influyó esta minucia en el ánimo de los encuestados? ¿Qué tanto la actuación y cuánto más el contenido por sí mismo?


Espuma… que revienta

El repunte aparente de Ricardo Anaya de cerca de 18% para colocarse casi 3% por sobre Andrés Manuel López Obrador, en contraste con la abrumadora diferencia de 16% que tenía en desventaja antes de este segundo debate, sin embargo, no significa un cambio de tendencia como tal con miras a los resultados de las elecciones por venir. En tanto retrato del instante, el hecho de que Anaya resultara beneficiado por el debate más bien puso en evidencia que la estrategia de AMLO no está siendo la adecuada para los tiempos de medios, aun cuando sigue siendo efectiva para el público simpatizante del tabasqueño.






La clave, como siempre, siguen siendo los indecisos, los que hasta la fecha se estima sean alrededor del 30% de los electores encuestados. Esto es lo que podrá hacer subir la espuma o reventar las burbujas en la misma.

Como bien recordé en un artículo anterior, ya había algunas manos estrechadas bajo la mesa desde 2014 entre Peña Nieto y Anaya. Este segundo debate dejó entrever una suerte de función de lucha libre donde, para no variar, los rudos atacaron en banda a los presumibles luchadores técnicos, comenzando por debilitar no al puntero, sino al favorito —que no es lo mismo—. Y esto es, sin duda, un arma de dos filos; pues, desde la perspectiva del público muy dado a apoyar a quien considera injustamente vapuleado, el golpeteo puede erigir a la víctima de los ataques, AMLO, en sujeto de compasión y mayor simpatía. En el imaginario colectivo, puede pasar de “mesías” a “mártir de Tijuana”, en una versión lite del otro mártir de Tijuana que fuera Luis Donaldo Colosio, toda proporción guardada, y en una suerte de sinécdoque por la que puede asociarse el drama de un luchador fallecido entre las cuerdas del ring con la de un “luchador social” arrinconado por su incapacidad de resolver la esgrima mental y verbal sobre la marcha y ello opere en su contra, enredándolo entre las cuerdas de la opinión pública.




La declinación de Margarita se veía venir desde mucho tiempo atrás y tanto así que a mediados del año pasado hubo intentos de aproximación entre el grupo calderonista afín al ex presidente Felipe Calderón y quienes apoyan a Anaya, para que Margarita pudiera ser la “candidata de unión” frente a la ya marcada división interna del PAN que se agravó gracias al gobernador incómodo de Puebla, Rafael Moreno Valle, entre otras razones.

Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Felipe Calderón.
Foto: Revista Proceso

Es obvio que la declinación se traducirá en la derivación de los votos que podría haber captado Margarita para alguien más. Dadas las diferencias entre Calderón y Anaya lo lógico es pensar que estos votos de simpatizantes de la ex primera dama inclinarán la balanza en favor de cualquiera o de todos, redistribuyéndose entre los restantes candidatos o que, incluso (esa es mi apuesta), para despistados y rencorosos, su retrato en las boletas electorales ya impresas servirá como una forma adicional de protesta y expresión, abultando el porcentaje absoluto del voto nulo, el que en la más reciente elección federal lo hizo elevarse hasta casi el 5% tal como predije en un artículo previo.

De suceder esto, el porcentaje de anulación en estas elecciones venideras podría levantarse por solo este hecho a cerca del 7%, cifra nada despreciable, si consideramos que la mayor parte de los casos de anulación obedece a razones de intención y no solo yerro (a razón de 65-35 % respectivamente de acuerdo con los estudios realizados por el INE en 2015). Quienes omitan o evadan ese espacio con la efigie de Margarita Zavala, o votarán en blanco o se abstendrán o votarán por el más próximo a sus “afectos”. Esto quiere decir que, sí, puede servir al PRI y a Meade; pero, también puede inclinar la balanza en favor de Anaya en tanto forma de unificación reaccionaria de parte de las “fuerzas vivas panistas”, el llamado “voto útil” —por cierto, nada fútil—; o incluso, por lo mismo, podrían salir volando los votos para favorecer a “El Bronco” o al mismo AMLO, cuyas cifras, por ahora, sí parecen apuntar a que “la tercera será la vencida” (como también he venido pronosticando: cualquiera de los de ahora representa alguna forma de “izquierda”).

Las boletas ya impresas para las elecciones próximas.
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos

Algunos se ofenden porque toman los hechos o las especulaciones alrededor de las causas de la ¿defección? de Margarita Zavala como si ataques personales contra una mujer particular, como si el análisis tuviera un tufo misógino, cuando en realidad esos mismos olvidan que Margarita es no solo una mujer y muy sagaz, sino, principalmente, una mujer política y que conoce muy bien su oficio. No podemos olvidar que buena parte de las razones y gestiones que llevaron a su marido a la presidencia en 2006, y aun contra la preferencia del entonces presidente Vicente Fox, fueron sus hábiles manejos desde el Congreso. Felipe y Margarita son como la canción de Cri-Cri, pero no blancos palomos. Y es que, hablando de esponsales, la coalición “Por México al Frente” formada entre el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, y lo que estamos viendo en estas elecciones más me recuerda la canción de “El Piojo y la Pulga”, sólo falta saber quién es el gorgojo, aunque no es difícil imaginar.

En conclusión, aun ganando AMLO las elecciones, el mal llamado “peligro para México” quedaría acotado por la apuesta de los contrincantes para obtener un congreso con mayoría opositora. Ahora bien, aquí está la otra clave. Si a mí me preguntan hoy, como ayer, por quién votaré, digo que haré lo mismo de otras ocasiones: votaré en blanco anotando mi nombre completo “José Antonio de la Vega Torres”, como candidato no registrado. Y no trato de influir sobre nadie, no creo tener esa fuerza. Lo cierto es que, si yo votara por AMLO, votaría a mi vez por cualquier otro para el congreso. Es tan clara la apuesta de los otros partidos en este sentido de tomar la mayoría en el congreso por sobre la presidencia, que uno de los ataques más recurrentes contra MORENA han sido precisamente los señalamientos sobre los candidatos a diputados plurinominales Napoleón Gómez Urrutia y Nestora Salgado de fama entredicha.

Es sabido, aun cuando hay excepciones, que la mejor manera de llegar al centro de un intrincado laberinto, es tomar los caminos de la izquierda, mientras que, para salir, es necesario virar cada vez hacia la derecha. Mientras Margarita, como Felipe —el de Mafalda— clamó parar el mundo para poderse bajar ante la inevitable caída a causa de la inercia, los otros candidatos parecen desplazarse en deslizador sin más rumbo que, de nuevo, a la izquierda, con tal de llegar al centro del poder. Seguramente, realizado el cometido que los lleva en este vaivén pendular del sistema político mexicano, atestiguaremos, para el 2024, el afianzamiento de la izquierda gobernando, como diría mi abuela, “con verijas para nadar”.


Crónica... retórica del miedo



LUEGO DEL RECHAZO del Senado, ayer 5 de abril y una vez más, a las declaraciones y la actitud del presidente estadounidense Donald Trump en torno a la aparente necesidad de blindar la frontera con México para frenar el flujo de drogas y de migrantes indocumentados, así como para consolidar la seguridad en el territorio de Estados Unidos, en su mensaje a la nación de ayer por la tarde, el Presidente Peña Nieto fue directo, crítico y enfático al declarar, citando incluso a John F. Kennedy:
Presidente Trump, si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos, como lo hemos demostrado hasta ahora, siempre dispuestos a dialogar con seriedad, de buena fe y con espíritu constructivo.
Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos.
No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones. Solo actuaremos en el mejor interés de los mexicanos.
Evocando las palabras de un gran presidente de Estados Unidos de América: "no tendremos miedo a negociar, pero nunca vamos a negociar con miedo".



Vamos soplándole a los dados

Previo a la emisión del mensaje de Presidencia y como el propio Enrique Peña Nieto señaló en su video, los candidatos a la Presidencia de la República: Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Margarita Zavala respaldaron la postura del Ejecutivo Federal..

Los cuatro candidatos a la presidencia de México: Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador,
Margarita Zavala, José Antonio Meade.
Foto: Ocho columnas

López Obrador, autoproclamado desde hace más de dos años, marrulleramente y a contra pelo de las leyes electorales como candidato de la ahora alianza "Juntos haremos historia", señaló, casi en el mismo tono que el propio Donald Trump durante su campaña al afirmar "América primero; América para los americanos" y parafraseando a Benito Juárez:
Por encima de nuestras diferencias está el interés nacional, la patria es primero.


Ricardo Anaya de la coalición "Por México al frente" declaró que ante la postura y decisiones de Donald Trump respecto a México es momento de la unidad nacional en torno a sus amenazas.

Por su parte, José Antonio Meade Kuribreña, de la alianza "Todos por México", celebró en su cuenta de Twitter el discurso del mandatario en torno a las amenazas reales y absurdas del presidente de Estados Unidos así como la unidad propiciada por el hecho entre las fuerzas políticas de México:



Margarita Zavala, candidata pseudo independiente de extracción panista, se unió al llamado de unidad ante las amenazas del estadounidense y convocó a Peña Nieto a viajar a la frontera y enviar así un mensaje de solidaridad a los mexicanos en Estados Unidos, anunciando que ella estaría allá hoy.


¿Me entiendes, Méndez; o te explico, Federico?

La elección de la frase del presidente Kennedy no fue gratuita, como podrían pensar algunos trasnochados. Valga recordar su contexto, dado que es un mínimo extracto del discurso triunfal (inaugural) del entonces candidato y recién electo presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 1961 y, por lo mismo, podemos leerlo como un indicio de lo que se avecina en julio próximo cuando se efectuarán las elecciones en México, otras, de entre las últimas, también consideradas "históricas".

¿Por qué considerar históricas a las elecciones venideras si todas lo son de un modo u otro? Por una sencilla razón y muy aparte de la numeralia relativa a la cantidad de cargos públicos a ser votados (Presidencia de la República, diputaciones federales y senadurías, congresos locales en específicos estados y ayuntamientos en un gran número de municipios) a lo largo y ancho del país en unas elecciones concurrentes y complejas. La razón: así como en el año 2000 el PAN accedió al poder presidencial de la mano del PRI, significando un parteaguas en la consecución de la alternancia democrática, con estas elecciones de 2018 se avecina, por primera vez y siguiendo la Teoría del Péndulo del historiador Daniel Cosío Villegas, quien describía al sistema político mexicano y los estilos de gobierno como pendulos que van de derecha a izquierda, pasando por el centro, la seria posibilidad de que esta alternancia cobre mayor sentido al existir las bases y condiciones sociales y democráticas para el arribo de la izquierda al poder, ya sea mediante la alianza formada por el PAN y el PRD o por la coalición encabezada por MORENA.

Con el traspaso del poder a la izquierda, moderada o extrema, la democracia mexicana accedería y accederá, como he venido apuntando en estos Indicios Metropolitanos desde años atrás, a una imagen propia más consolidada, creíble, y daría paso a lo que algunos, como el poeta Javier Sicilia, hemos dado en llamar "la última decepción" de una democracia que, hasta ahora, lo ha sido solo en el membrete, aun cuando personalidades como el historiador Enrique Krauze consideran que:
Hay una democracia frágil, joven, débil, pero vamos a tener unas elecciones en las cuales hay una auténtica competencia, dos millones de personas van a revisar esas elecciones; el candidato de mayor posición que es López Obrador tiene un financiamiento público legal para transmitir su mensaje y, si gana, va a poder llevar a cabo su mandato, todas las promesas que ha hecho va a poderlas cumplir, de modo que para mí, comparado con otros países, por supuesto que en México existe una perfecta y perfectible democracia.

En opinión, entre otros, de Javier Sicilia, México tiene un pendiende y debe enfrentar la posibilidad
de una nueva decepción, gane quien gane, en las siguientes elecciones.
Foto: elarsenal.net
La izquierda y México necesitan darse la oportunidad de conocerse y darse a conocer desde las altas esferas del poder, conocer sus alcances y yerros en las decisiones fundamentales. Conocer el peso de la soledad decisoria que vive todo presidente como máximo responsable y representante de los mexicanos. El entrenamiento de años en la legislación y gobiernos municipales y estatales ha dado ya algunos frutos, unos plausibles y otros francamente reprobables, tanto como los de aquellos tachados con el estigma de la corrupción del sistema.

Como los veo, los vi. Como los ves, los verás.

De ahí que, en la apuesta que he venido haciendo en y desde estos Indicios Metropolitanos, auguro (no sin temor a equivocarme) que el 2018 será para la izquierda; pero, decía yo:
[...Q]ue la izquierda llegue en el 2018 al poder, como he planteado, no significa necesariamente que sea por vía de un partido exclusivamente de la izquierda. En el mismo PRI hay una vertiente izquierdista, de la que emanó el conjunto de notables que fundaron el PRD y, más recientemente, MORENA.
Así, no considero que se le abrirá la puerta a Andrés Manuel López Obrador (que sería tanto como votar por la vieja izquierda priyista, de la que es extracto), sino que (como se sospecha) se abrirá el espacio para la izquierda moderada del PRD (otro extracto priyista, más institucional) de la mano guía del panista Ricardo Anaya. Y esto no porque, como exclama escandalizado el ex presidente Vicente Fox Quezada, AMLO sea un "peligro" para México, lo que no es en realidad, sino porque, de esta forma, la izquierda podrá irse empapando ya de primera mano de lo que se cocina en Los Pinos para, probablemente, dar el salto definitivo en 2024 para hacerse con el poder en pleno. Pero, no seamos necios ni ciegos. De llegar el PRD de la mano del PAN a presidir nuestros destinos o el mismo López Obrador,  en cualquier caso estaríamos ante la plena confirmación de la teoría pendular de Cosío Villegas, pues no debemos olvidar que dicha teoría la elaboró el historiador en los tiempos cuando gobernaba como partido hegemónico el PRI, matriz del PRD tanto como AMLO. Así, uno u otro, el pinto como el colorado, serían no más sino extensiones de aquel añejo proceder entre derecha, centro e izquierda priyistas buscando afianzar el poder de una clase política camaleónica. Y es que, aun cuando la ideología distingue, al final la práctica hermana.

Aquel discurso de un demócrata Kennedy, a todas luces electorero (y esto es el indicio más importante que justifica la elección retórica, tanto de Donald Trump al usar la frase en su Twitter el 11 de marzo de 2013, como ahora de Enrique Peña Nieto, un presidente priyista, uno más también marcado por el afán de celebrar pactos entre y con las fuerzas políticas reinantes), decía [énfasis mío]:
Hoy no observamos una victoria de la fiesta, sino una celebración de la libertad, que simboliza tanto un final como un comienzo, lo que significa renovación y cambio.
El mundo es muy diferente ahora. Porque el hombre tiene en sus manos mortales el poder de abolir todas las formas de pobreza humana y todas las formas de vida humana. Y, sin embargo, las mismas creencias revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados ​​todavía están en juego en todo el mundo: la creencia de que los derechos del hombre no provienen de la generosidad del estado, sino de la mano de Dios.
[...E]mpecemos de nuevo, recordando en ambos lados que la civilidad no es un signo de debilidad y la sinceridad siempre está sujeta a pruebas. Nunca debemos negociar por miedo. Pero nunca debemos temer a negociar.
Dejemos que ambos lados exploren qué problemas nos unen en lugar de enfatizar los problemas que nos dividen.
Dejemos que ambos lados, por primera vez, formulen propuestas serias y precisas [...].
Dejemos que ambos lados busquen invocar las maravillas de la ciencia en lugar de sus terrores. Juntos, exploremos las estrellas, conquistemos los desiertos, erradiquemos enfermedades, aprovechemos las profundidades del océano y estimulemos las artes y el comercio.
Dejemos que ambos lados se unan para prestar atención en todos los rincones de la tierra al mandato de Isaías: "deshacer las pesadas cargas ... (y) dejar que los oprimidos se liberen".
Y, si una cabeza de playa de cooperación puede hacer retroceder la jungla de la sospecha, permita que ambos lados se unan para crear un nuevo esfuerzo, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo de leyes, donde los fuertes son justos y los débiles son seguros y pacíficos.
[...M]is compatriotas [...]: no pregunten qué puede hacer su país por ustedes; pregunten qué pueden hacer ustedes por su país.
Mis conciudadanos del mundo: no pregunten qué hará Estados Unidos por ustedes, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del hombre.
Todo esto no se terminará en los primeros cien días. Ni tampoco se terminará en los primeros mil días, ni en la vida de esta Administración, ni siquiera en nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.
En sus manos, mis conciudadanos, más que en las mías, descansarán el éxito o el fracaso final de nuestro curso.


Con este "enfrentamiento" retórico, el Presidente Peña parece responder a los señalamientos en la opinión pública, oposición y las redes sociales de que estas, las de 2018 y en México, serán de nuevo las "elecciones del miedo". El 7 de diciembre de 2016,José Gil Olmos apuntaba en la Revista Proceso, con algo de paranoia en el trasfondo:
Para 2018 el PRI podría aplicar la fórmula con la que en 1994 ganó la elección presidencial a través del voto del miedo. Esa forma ya demostró su eficacia y, cuando administra ese temor a la violencia o a la inseguridad, se comprueba aquello de que el elector vota más por percepción que por razonamientos.
En 1994, después del levantamiento armado zapatista y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el Partido Revolucionario Institucional desplegó una campaña abrumadora de difusión del miedo a la violencia, si se votaba por una opción que no fuera la priista.
Hoy, en cambio, es notable el afán y la persistencia de los mensajes y hashtags en redes sociales que previenen y procuran contrarrestar una probable incitación al miedo, sin caer en cuenta que son los primeros en provocarlo por la sola alusión.

El hoy candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador advertía en diciembre de 2017 la posibilidad de que hubiere una "guerra sucia" para infundir miedo en la ciudadanía y que no saliere a votar. Un mes antes, el conductor del programa Agenda Pública que se transmite por el canal Foro TV de Televisa comentó en su Twitter:



Hace unos días, en su columna de El Economista, Luis Miguel González apuntaba que los banqueros en México:
[...E]mpiezan a ver con otros ojos a AMLO. No están entusiasmados, por supuesto, pero tampoco empanicados [sic.]. En los pasillos del Hotel Princess se habla de “ya saben quien” con naturalidad. Es el candidato que encabeza las encuestas y esperan que haga una propuesta moderada en materia de política económica. Cuando se habla de “ya saben quien”, lo hacen en voz baja, eso sí: Resignación es la palabra que define su estado de ánimo.
Para José Luis Camacho Acevedo colaborador de SDP Noticias, el panorama de 2018 no se distingue mucho del de 1994 y no lo vislumbra alagüeño, considerando la violencia de los años recientes y los cada vez más frecuentes asesinatos de políticos en el país como los indicios principales para tal panorama.

La presidenta nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky, externó a mediados de marzo en una declaración dada a medios que "el único miedo que me da es que nos roben la elección en la casilla", aludiendo el temor discursivo reiterado de la izquierda acerca de un sempiterno probable fraude electoral de parte del sistema político (del que forma parte su partido) y ante el aura de descrédito con que se quiere ver al Instituto Nacional Electoral (INE).

En su editorial del 6 de abril de 2018, el Financial Times observó:
[...C]ualquiera podría ganar con sólo el 40 por ciento de los votos. La tensión entre las dos emociones básicas del miedo y la ira prácticamente asegura una campaña feroz también. Con estas elecciones indecorosas y poco atractivas, en las que un candidato ofrece dar un salto hacia lo desconocido, México parece estar siguiendo el manual electoral norteamericano de las elecciones presidenciales estadounidenses del año pasado.


El voto nulo y el voto blanco en la cola del pan

Las elecciones de julio no serán sencillas y, más aún que en las anteriores, quien gane lo hará con una legitimidad muy reducida por la dispersión del voto útil.


Si bien ahora no hay casi nadie promoviendo el voto nulo o el voto blanco, fuera de lo que aquí, en estos Indicios Metropolitanos he defendido y continuaré defendiendo como forma de expresión de la voluntad ciudadana, estos siguen siendo una opción al momento de emitir el sufragio. Y tan lo son que las recientes estadísticas han mostrado cómo han ido a la alza como expresión del descontento y la decepción ciudadanas frente a las propuestas de partidos y candidatos, un hecho que ha motivado a actores políticos como el diputado perredista Daniel Ordóñez Hernández o senadores de su partido e incluso panistas a proponer, como he señalado aquí y en voz del senador panista José de Jesús Santana García el 8 de febrero de 2018 mediante iniciativa concreta de reforma constitucional al artículo 41, que se reconozca la validez del voto blanco y del voto nulo en los procesos electorales.

Dar un peso específico a estos, no solo como opciones expresivas electorales al alcance de la voluntad ciudadana, sino como un factor, mejor que solo estadístico, determinante de reconocimiento y trascendencia legal para la despresurización de un presupuesto que hoy favorece más de lo que exige a los partidos políticos en función de resultados, sería, sin duda, el mayor avance hacia la consolidación de una democracia verdaderamente participativa y daría al concepto del abstencionismo no solo una regulación sensata, sino un significado más pragmático y natural, restándole la carga de pretexto desidioso como bien dejaba ver ya José Luis Vázquez Alfaro en su ensayo "El voto nulo (y el voto blanco)" publicado en 2012 por el IFE en consonancia con lo que decíamos aquí mismo ya desde 2009.