Un poquito más de vida

noviembre 16, 2017 Santoñito Anacoreta 0 Comments


MIENTRAS LOS POLÍTICOS DEMAGOGOS, ya en plenas funciones públicas dentro de algún gobierno o persiguiendo el hueso, elaboran discursos acerca de su adhesión a las políticas de prevención de la diabetes o toman decisiones conducentes a la mejor calidad de vida de los ancianos repartiendo sillas de ruedas o agendando programas de salud general o entregando testamentos elaborados con descuentos o facilitan lentes, en octubre, en la Universidad de Exeter y en la Universidad de Michigan se han hecho descubrimientos e invenciones de antología y que podrían revolucionar la medicina y, con ello, trastocar todos los sistemas políticos y económicos existentes.
Estoy hablando de un descubrimiento acerca de la probabilidad del rejuvenecimiento real (no mercadológico o ficticio) de las células. Es tanto como decir que se ha descubierto el “elixir de la eterna juventud”.

Cuando el destino nos alcance

Tiempo atrás y todavía, los médicos discutían acerca de qué es la vejez, ¿un estado de involución marcado por la decrepitud natural de los organismos o una enfermedad? Si lo primero, ¿cómo frenar la decrepitud para propiciar no nada más una vida más prolongada sino con mejor calidad? Si lo segundo, ¿cómo identificar las marcas determinantes de esos síntomas que derivan en el envejecimiento y, más, cómo saber la causa de la enfermedad, si se trata de una enfermedad relacionada con el sistema inmunológico o si es ocasionada por factores de alguna clase de toxicidad como pueden ser los oxidantes?

Film Cuando el Destino nos Alcance

Más allá de la investigación científica o de la imaginación literaria y cinematográfica, las preguntas esenciales tendrán que ver con las implicaciones sociales, políticas, económicas y ecológicas de las posibilidades que se vislumbran con la apertura de esta puerta. Si ya hoy estamos preocupados con poblaciones cada vez más amplias de ancianos para los que los sistemas de salud no se dan abasto; si ya hoy las economías de los países enfrentan fuertes déficits y quebrantos relacionados con el peso de las pensiones de los jubilados y se ha propuesto aumentar la edad de la jubilación para mantener más tiempo activos a los senectos a riesgo de la “baja productividad” resultante de la baja energía natural de esas edades, será poco halagüeño lo que podría esperarse de este avance de la ciencia y de la tecnología mientras no se atiendan de manera debida los otros asuntos más inmediatos.

En tiempos cuando más y más ancianos quedan en el abandono o la pobreza o son vistos como una carga social —basta ver la a veces irracional oposición de algunos (incluso ancianos) a la instalación de casas de reposo, asilos por ubicarlos en zonas residenciales del Estado de México—, pensar en la extensión de la vida y el mejoramiento de la calidad de vida en años posteriores a la mediana edad se antoja, por una parte, fantástico (lo cual no siempre es algo bueno) porque aporta a la idea de una más prolongada y amplia productividad, más dichosa; pero, por otro, lado, se antoja también problemático (lo que no siempre es negativo) porque a la par tendría que desarrollarse todo un conjunto de complejos métodos, procedimientos, programas administrativos, sociales, económicos,  tecnológicos, ecológicos sustentables, es decir, capaces de soportar y resolver las consecuencias de una población en edades económicamente activas más avanzadas y más o menos saludables.

¡Viejos!, los cerros; y reverdecen.

Hacia comienzos de octubre, un equipo dirigido por la Profesora Lorna Harries, Profesora de Genética Molecular en la Universidad de Exeter, descubrió una nueva forma de rejuvenecer las células viejas o senescentes inactivas. A las pocas horas del tratamiento, las células más viejas comenzaron a dividirse y tenían más largos los “capuchones” en los cromosomas —conocidos como telómeros— que se acortan a medida que envejecemos.

Este descubrimiento, financiado por Dunhill Medical Trust, se basa en hallazgos anteriores del grupo Exeter que demostraron que una clase de genes llamados factores de empalme se desactivan progresivamente a medida que envejecemos. El equipo de investigación de la Universidad de Exeter, trabajando con el profesor Richard Faragher y la doctora Elizabeth Ostler de la Universidad de Brighton, descubrió que los factores de empalme pueden volverse a conectar con productos químicos, haciendo que las células senescentes no solo parezcan físicamente más jóvenes, sino que comiencen a comportarse más como jóvenes células y comenzar a dividirse.

Los investigadores aplicaron compuestos llamados análogos de reversión, productos químicos basados ​​en una sustancia que se encuentra naturalmente en el vino tinto, chocolate negro, uvas rojas y arándanos, a las células en cultivo. Los productos químicos causaron factores de empalme, que se apagan progresivamente a medida que envejecemos para volver a encenderse. En cuestión de horas, las células parecían más jóvenes y comenzaron a rejuvenecerse, comportándose como células jóvenes y dividiéndose [cf. (EXETER, University of, 2017), (LATORRE, y otros, 2017)].

Esto de alguna manera viene a reforzar las ideas populares acerca de los beneficios de las sustancias antioxidantes contenidas en frutos como la uva, el arándano y sus derivados en forma de vino, y explicaría los beneficios de su consumo moderado para la nutrición y la salud del sistema circulatorio de los adultos, como ha argumentado por años la industria vitivinícola en el mundo.

El descubrimiento tiene el potencial de conducir a terapias que podrían ayudar a las personas a envejecer mejor, sin experimentar algunos de los efectos degenerativos del envejecimiento y quizá, por ende y con el tiempo, a la extensión del promedio de vida en condiciones relativamente más saludables.



La mayoría de las personas de 85 años ha experimentado algún tipo de enfermedad crónica y, a medida que las personas envejecen, son más propensas a los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardíacas y el cáncer.

El profesor Harries dijo: “Este es un primer paso para tratar de hacer que las personas vivan vidas normales, pero con salud para toda la vida". Nuestros datos sugieren que el uso de productos químicos para volver a la clase principal de genes que se apagan a medida que envejecemos podría proporcionar un medio para restaurar la función a las células viejas”.

A medida que envejecemos, nuestros tejidos acumulan células senescentes que están vivas, pero que no crecen ni funcionan como deberían. Estas viejas células pierden la capacidad de regular correctamente la producción de sus genes. Esta es una razón por la cual los tejidos y los órganos se vuelven susceptibles a las enfermedades a medida que envejecemos. Cuando se activan, los genes emiten un mensaje que da las instrucciones para que la célula se comporte de cierta manera. La mayoría de los genes pueden generar más de un mensaje, lo que determina cómo actúa la célula.

Como te ves, me vi; como me ves, te verás. Vaya agendando su ancianidad

Los factores de empalme son cruciales para garantizar que los genes puedan realizar su gama completa de funciones. Un gen puede enviar varios mensajes al cuerpo para realizar una función, como la decisión de cultivar nuevos vasos sanguíneos o no, y los factores de empalme determinan la decisión sobre qué mensaje emitir. A medida que las personas envejecen, los factores de empalme tienden a funcionar de manera menos eficiente o no funcionan en absoluto, lo que restringe la capacidad de las células para responder a los desafíos en su entorno. Las células senescentes, que se pueden encontrar en la mayoría de los órganos de personas mayores, también tienen menos factores de empalme.

 El profesor Harries agregó: “Esto demuestra que cuando se tratan células viejas con moléculas que restauran los niveles de los factores de empalme, las células recuperan algunas características de la juventud. Son capaces de crecer, y sus telómeros, las tapas en los extremos de los cromosomas que se acortan a medida que envejecemos, ahora son más largos, como lo son en las células jóvenes. Ahora se necesita mucha más investigación para establecer el verdadero potencial de este tipo de enfoques para abordar los efectos degenerativos del envejecimiento”.



En el mismo mes, en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, otro equipo de científicos elaboró un sesudo algoritmo computacional y matemático cuya finalidad es la reprogramación celular con base en el código genético (RONQUIST, y otros, 2017).

En esta otra investigación, el equipo interdisciplinario conformado por pediatras, matemáticos, ingenieros en Computación, Medicina computacional, Bioinformática, oncólogos, y biólogos, describieron un enfoque para optimizar el uso de los factores de transcripción (TF) en la reprogramación celular, basado en un dispositivo comúnmente utilizado en el control óptimo, para desarrollar mejores predicciones y métodos para el control de procesos biológicos específicos y el comportamiento de células en todo el sistema corporal humano.

“El día cuando entenderemos el tiempo, la evolución de los eventos subcelulares, a un nivel de detalle comparable a los sistemas físicos gobernados por las leyes del movimiento de Newton parece muy lejano”, anota este equipo investigador en su artículo y añade: “Aun así, los enfoques cuantitativos de la dinámica celular se suman a nuestra comprensión de la biología celular”.

El equipo construyó un modelo matemático y computacional aproximado para describir la evolución natural de una población sincronizada de fibroblastos humanos, basada en datos obtenidos al muestrear la expresión de más de 22 mil genes en varios momentos durante el ciclo celular.

Fibroblastos humanos

Para llegar a un modelo de complejidad moderada, el equipo agrupó la expresión génica basada en la división del genoma en dominios que se asocian topológicamente (TAD) y luego modeló la dinámica de los niveles de expresión de TAD.

Con base en este modelo dinámico y en datos adicionales, como los sitios de unión a TF conocidos y la actividad, el equipo desarrolló una metodología para identificar los mejores candidatos de TF para una tarea específica de reprogramación celular, lo que permite la predicción de algunas combinaciones potencialmente útiles de TF.



Sin duda, ambos hallazgos, el de la Universidad de Exeter y el de la Universidad de Michigan resaltan el inmenso potencial de los modelos dinámicos, las matemáticas, tecnología y las metodologías y substancias químicas específicas de origen natural guiadas por datos para mejorar las estrategias de control de los procesos biológicos y el envejecimiento.

Referencias

EXETER, University of. (7 de noviembre de 2017). "Old human cells rejuvenated in breakthrough discovery on ageing". Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de University of Exeter/news: http://www.exeter.ac.uk/news/featurednews/title_620529_en.html
LATORRE, E., BIRAR, V., SHEERING, A., JEYNES, J., HOOPER, A., DAWE, H., . . . HARRIS, L. (17 de octubre de 2017). "Small molecule modulation of splicing factor expression is associated with rescue from cellular senescence". Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de BMC (Biomedcentral.com): https://bmccellbiol.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12860-017-0147-7
RONQUIST, S., PATTERSON, G., MUIR, L., CHEN, H., BROWN, M., WICHA, M., . . . RAJAPAKSE, I. (7 de noviembre de 2017). "Algorithm for cellular reprogramming". Recuperado el 16 de noviembre de 2017, de PNAS (Proceedings of The National Academy of Sciences of the United States of America": http://www.pnas.org/content/114/45/11832.abstract





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noviembre 16, 2017 Santoñito Anacoreta 0 Comments

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