Cuestión de tercios

mayo 03, 2017 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Monosabios cumpliendo su labor levantan del albero a la torera herida y le llevan rumbo a la enfermería ante la mirada amenazante del cárdeno.

EN ESTOS INDICIOS METROPOLITANOS, he comentado en diversos momentos acerca del peso que la percepción tiene en la opinión pública, en esa opinioncracia que hoy nos gobierna tristemente y no nada más eso, sino se ha erigido incluso en algunas ocasiones en un ominoso tribunal donde los necios ejercen de jueces y partes.

Este artículo breve puede ser considerado un apunte al vuelo para señalar de nueva cuenta ese odioso divorcio entre lo que creemos y lo que pasa en la realidad.

Cuando somos jóvenes, listos para abrazar una vocación, la realidad nos da un frentazo, uno de los primeros, cuando nos confronta con el hecho de que las cosas en lo laboral no son como imaginamos o nos cuentan la escuela, el coach, nuestros padres o los medios de comunicación. Más pronto, quizás antes o más tarde ocurre algo similar con las relaciones de pareja. Así, en distintos rubros parecemos avanzar sobre un camino pavimentado de frustraciones, mentiras, falsedades, lucubraciones, ilusiones vanas.

Y eso que aplica al desarrollo personal de cada quien, a veces con más fortuna que otras, sucede también a los gobiernos y a las sociedades en general.

Sin ir lejos, pensemos en Naucalpan, Estado de México, centro de atención básico de estos Indicios Metropolitanos sin ser el único tópico de interés para mí. Municipio de vocación industrial y comercial que, aun habiendo seguido su llamado, no ha atendido las vocaciones alternativas de mucha de su población, descuidando asuntos como la cultura, por ejemplo, tema sobre el que hablaré en otro momento.

Diariamente recibo en los correos asociados a este blog alertas distintas acerca de temas relacionados con Naucalpan.

Te habrás dado cuenta, estimado lector, que es raro que yo publique nota roja o que acaso me atreva a hacer análisis al respecto de lo contenido en las noticias policiacas, unas más sensacionalistas que otras. Esto es por dos razones: primero, porque creo que es poco lo que puedo aportar sobre ello por no ser experto en la materia, pero también porque me parecería un abuso caer en la insistencia que ya otros hacen bien o mal, a veces con obsesión, echando sal en la herida como si lo disfrutaran. Además, desde la definición misma de lo que es este blog en tanto “Revista unipersonal sobre temas de actualidad, comunicación y humanidades”, aun siendo un asunto muy humano, hacerlo desviaría el espíritu que fundamenta su esencia en tanto medio.

Por eso, este artículo solo anotará unos, eso, indicios. Ni siquiera pruebas, evidencias, o datos estadísticos capaces de revelar más que lo que da pie para la especulación.

Decía que diariamente recibo alertas distintas acerca de temas varios sobre Naucalpan. La nota roja está entre ellos y es de destacar que, solo un día como hoy, 3 de mayo de 2017, dos tercios de las noticias se refirieron a hechos policiacos ocurridos durante el puente largo del fin de semana, asaltos en su mayoría. En cambio, un tercio de las alertas se referían a ofertas laborales, en su mayoría para adultos no mayores de 35 años.

Para quien no sabe “leer”, esos “datos” podrían resultar alarmantes. Seguro un nutriente más, delicioso, para engordar esa percepción que permite a la opinioncracia cebarse sobre los logros y los fracasos, en este caso, del gobierno municipal de Naucalpan encabezado por el alcalde Edgar Olvera. Pero, sería solo eso, percepción.

Muchos han sido los estudios, unos más sesudos y serios que otros, encuestas también, que han planteado la desproporción entre la cifra de desempleados, en especial jóvenes o adultos jóvenes y las cifras en aparente aumento de los delitos, no nada más en Naucalpan, sino en el país. Parecería que nos regodeáramos lacerándonos la conciencia con el silicio de la vergüenza de haber elegido gobiernos y autoridades ineptas e incapaces —al menos a nuestros ojos de víctimas de la circunstancia, cuando no cómplices victimarios.

Mientras el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, ajusta sus cifras sobre el desempleo para hacerlas, en lo que cabe, más realistas, los candidatos al gobierno del Estado de México incurren en los mismos errores de siempre al prometer lo que viene a la mente de ellos y de su equipo de asesores. Al fin, prometer no envilece, dar es lo que aniquila mientras duren las campañas electorales. Total, ¡qué tanto es tantititito!

Josefina Vázquez Mota reculó en ese mismo periodo de las alertas que comento cuando, tras el debate, hubo de someter a telefónico sondeo de opinión su promesa de generar 1 millón de empleos.
Y es que las cifras visten, aunque no siempre visten de la mejor manera. También en ello, los estadísticos y los mercadólogos de la política se han hecho a la idea de que el maquillaje de los porcentajes puede ser una buena manera de inclinar la balanza hacia tal o cual candidato. Al fin y al cabo, el grueso del pueblo, piensan —y no sin razón— no guarda memoria y también incurre en la misma torpe ingenuidad, la misma mezquina dependencia.

Desde antes del debate, y como dije aquí mismo, quedó claro que la contienda por el Estado de México quedará dirimida entre dos candidatos. Ahora es cosa de ver cómo los partidos políticos acomodan a sus caballos en las infografías y las encuestas hechas a modo, pues mientras unos cantan en la lotería a Del Mazo como puntal de la esperpéntica coalición PRI-Verde-Nueva Alianza, otros hacen lo propio con “Chepina” y ni qué decir de Teresa Castell, la candidata independiente; o la morenista Delfina Gómez, de la que puede decirse que es todo menos una “Juanita” más en las filas tras AMLO. Por contraste, mientras, aquel infame “Juanito” original colorea hoy las pantallas televisivas en calidad de patiño de ese otro esbirro conocido como el “Abogado del Pueblo”, Christian Sánchez, dentro del contenido del furris reality show de TVAzteca Enamorándonos y del que solo rescataría yo a dos o tres bellezas.


En fin, que en el coso de la democracia el primer tercio ha pasado y va siendo hora de que salgan al ruedo los monosabios para hacer las delicias y la entretención de los aficionados. Aquel que consiga saltar el burel de la verdad con más gracia sin recibir cornada grave o mortal, podrá llamarse a cortar oreja junto al valiente de la tarde. Por ahora, todos están en la fila, alternando posiciones, aguantando, cansando los ímpetus de la bestia popular. Es probable que, ya en el último tercio y para el 4 de junio el juez de plaza se incline más por agitar el pañuelo del fastidio y nombrar triunfador al menos malo entre los malos.


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