“Las medallas no me dan de comer”: Elías Emigdio “Tigre de Zitlala”

agosto 15, 2016 Santoñito Anacoreta 0 Comments

Foto: AP
 ERA DE LA OPINIÓN… que estos Juegos Olímpicos en Brasil 2016 apuntaban a ser de los más deslucidos para México. Y como muchos, me equivoqué en parte.

Ha habido momentos brillantes, sobre todo porque por primera vez México ha participado y obtenido algún lugar destacado en disciplinas fuera de lo acostumbrado. El joven Alberto Álvarez Rodríguez, por ejemplo, consiguió pasar a las finales con un honroso sexto lugar en las pruebas de salto triple de longitud. Los clavadistas han estado defendiendo con enjundia sus sitios contra la superioridad de los chinos, asimismo la gimnasta injustamente humillada en redes sociales por los aficionados, Alexa Moreno, consiguió una posición decorosa que ya quisieran siquiera soñar muchas personas. Y así podría mencionar caso por caso. Sin embargo, haciendo eco a las críticas hechas por los poco relucientes resultados de la delegación mexicana, quizá la declaración más contundente de todas las que hayan podido hacer por ahora atletas, políticos, funcionarios públicos salió de boca del joven pugilista peso mosca Elías Emigdio “Tigre de Zitlala”.

En entrevista para Claro Video Sports —la empresa televisora de Carlos Slim Helú única mexicana que transmite las justas olímpicas mediante Internet y en combinación con Canal 22 en sus dos frecuencias—, el deportista respondió a pregunta concreta sobre qué sigue en el futuro de su carrera: “Las medallas no me dan de comer”, por lo que ahora evalúa la posibilidad de continuar una carrera en el pugilismo profesional y descarta perseguir de nuevo el sueño olímpico. ¿Cuántos más, decepcionados como él, de sí mismos y del sistema que los soporta con escasos recursos, pensaran de igual modo?

El mismo día de su derrota en la ronda de eliminatorias 16 (octavos de final), horas antes publicaba en su cuenta de Facebook [sic.]:
Foto: Página Facebook del pugilista
Soy originario del municipio de Zitlala en el estado de Guerrero, un pueblo con muchas carencias pero con personas extraordinarias que siempre llevo en mi corazón... Represento al estado de Mexico por falta de apollo pero sepan que soy orgullosamente indigena y peleare como guerrero jaguar hasta el final...
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Tengo que sacar a mi familia adelante y eso es lo que importa en este momento
En esa misma entrevista, “El Tigre de Zitlala” expresó su preocupación y dolor por la “guerra interna” que se vive en su estado natal, Guerrero. “Ya mucha gente no quiere ir a esas bonitas tierras”. Ese, en su dicho, es uno de los motivos por los cuales su familia migró al Estado de México, donde en Naucalpan encontró un lugar dónde vivir, dónde estudiar, donde entrenar, aun cuando el apoyo tampoco ha sido el mejor.
Foto: AFP
Sin duda, México requiere dar un cambio radical en el enfoque desde el cual se administra y organiza el deporte. Más allá de la corrupción y el amiguismo que han señalado propios y extraños, ya en la Comisión Nacional del Deporte (CONADE), la Comisión Nacional de la Juventud (CONAJU), el Comité Olímpico Mexicano (COM) o los truculentos tejes y manejes a los que nos tienen mal acostumbrados los medios de comunicación y los clubes deportivos, el país en su conjunto y en todos los niveles debe mirar el deporte como parte consustancial de su cultura, de su economía, de su sociedad, de su salud como nación.

Los esquemas de organización empleados hasta la fecha no han dado al clavo, si no es por memorables garbanzos de a libra. En las escuelas públicas cuyos normalistas —en localidades como esas de las que son oriundos el “Tigre de Zitlala” o el equipo de los niños basquetbolistas triques— optan más por el mitote que por atender a la infancia en sus necesidades y derechos elementales de tener un mejor conocimiento, el deporte prácticamente es asignatura en el olvido, poco menos que un pretexto para el entretenimiento y la distracción. Pero las universidades públicas y privadas no quedan exentas de la responsabilidad.

El deporte no pasa de ser una sana ocurrencia que acaso se resuelve en llanos, canchas comunitarias improvisadas o medio desmanteladas.

Mientras en unos países sus ejércitos tienen a cargo la detección y preparación disciplinada de atletas, en otros el papel recae en las universidades; en otros, el gobierno hace como que la Virgen le habla en sus respectivas dependencias a las que se ha encomendado la tarea. En México, como si pelota de hand ball o “quemados”, todos se echan la pelotita, sin que alguno se responsabilice ya no solo de los resultados prometidos, sino de la construcción de expectativas.

Aun cuando también es reprobable que, con miras a las elecciones venideras en 2017 y 2018 los políticos se cuelguen “la medallita” de la crítica al sistema deportivo mexicano, no podemos dejar de considerar, bajo la luz de la declaración del pugilista, cuánta razón llevan esas críticas que no son de ahora. Como apuntó Ricardo Anaya, presidente del Comité Nacional del PAN:
El contingente que asistió a Río de Janeiro está integrado por 126 mexicanos de excelencia. Desgraciadamente, muchos de ellos han sido víctimas de los malos manejos que existen en México. La frustración y desesperanza que ellos sienten son comparables a las que sienten millones de mexicanos, cuando después de dar lo mejor de sí mismos son blanco de injusticias, inseguridad, empleos mal pagados, servicios de pésima calidad y autoridades cínicas que no aportan ninguna solución (ANAYA, 2016).
En efecto, las medallas no dan de comer, a menos que se las venda o empeñe. Pero, ¿el deporte amateur —que es el preponderante en las Olimpiadas— debería ser objeto de emolumentos además de recompensas en la forma de preseas y reconocimientos o exiguas becas?

En un pueblo como el nuestro, marcado por el hambre de justicia, por el hambre de nutrientes, por el hambre de conocimiento, por el hambre de ser, ¿cómo saciar esa hambre, si no es poniéndonos —por lo pronto en el tema que nos ocupa— en los tenis o los guantes del atleta?

El pugilista Misael Rodríguez, primero en asegurar
una medalla de bronce para México.
Foto: Getty Images
Un tracto, en la Historia, los héroes fueron aquellos hombres que dieron su vida por la patria, en guerras fratricidas o contra enemigos invasores. En los tiempos actuales, cuando ya todos nos sentimos más ciudadanos del mundo que de un solo terruño, los héroes son de otro barro, ganan difíciles batallas más nobles contra sí mismos y contra las limitaciones propias del ser humano. Los de ahora algo tienen de aquellos héroes mitológicos que dieron origen a las Olimpiadas, pero también algo perdieron en el camino al ser humanizados por quienes dejaron de creer en los valores que sustentan a la ambición positiva por correr más rápido, saltar más alto, llegar más lejos.

Referencias

ANAYA, R. (15 de agosto de 2016). "Fracaso en Río por corrupción". (F. VENEGAS Ramírez, Entrevistador) Recuperado el 15 de agosto de 2016, de http://www.plazadearmas.com.mx/noticias/local/2016/08/15/fracaso_rio_por_corrupcion_392198_1013.html



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