Hoy no circula, dónde quedó la bolita

abril 05, 2016 Santoñito Anacoreta 0 Comments

EL HOY NO CIRCULA, independientemente de las discusiones sobre su origen, los argumentos para poner en práctica medidas más restrictivas o más flexibles, la confusión generada en los acuerdos entre las entidades implicadas en la megalópolis, en buena medida encierra un plan con maña.

Notas aparecidas estos días parecerían apuntar datos positivos, pero en realidad han de tomarse como un conjunto de Indicios Metropolitanos sobre los efectos colaterales negativos de la disposición gubernamental.

Si por una parte se estima que supondrá una reducción de alrededor de 20% en el tránsito sobre las vías de cuota de la megalópolis, esto entonces es mal negocio para OHL México y Pinfra, ya de por sí entrampadas con escándalos y reclamos por la forma como administran las cuotas y tarifas entre otros asuntos.

No obstante, esto tiene otra lectura. Al anunciar la reducción supuesta en el flujo vehicular sobre las vialidades de paga, podría pensarse el Hoy no Circula como una manera de motivar a los conductores de vehículos para redistribuirse en el tránsito bajo la premisa: “si hay menos carros arriba, me subo; aunque cueste un poco, pero circulo más rápido”. Esta premisa conlleva dos ventajas, una ambiental y otra económica.

La ambiental estriba en que, a mayor velocidad en la circulación, menor desgaste del vehículo y menor cantidad de contaminantes por esta causa (está probado que, a mayor estancamiento del tránsito, mayor emisión de contaminantes a la atmósfera, incluida la contaminación acústica).

La económica, por otra parte, implica no un decremento de las ganancias para OHL México y Pinfra por concepto de cuotas sino, al menos, el mantenimiento casi sin cambio de los ingresos por este concepto.

En vialidades como el Viaducto Bicentenario cabe, toda proporción guardada, lo que reza la máxima esotérica: como es arriba, es abajo. Y si arriba hay espacio y abajo no, tarde o temprano el de abajo, desesperado por el tránsito en medio de embotellamientos, ruido, riesgos termina por ceder a la “tentación” y pagar por un camino supuestamente más seguro, directo y rápido. ¡Si ya lo venían haciendo desde años atrás los camiones, por ejemplo, al meterse a la mala en los carriles centrales del periférico aun a pesar de las normas y reglamentos!

Entonces, el Hoy no Circula, bajo esta premisa refuerza la actitud del conductor y usuario en el sentido de apostar por el automóvil y seguir teniendo en mente la posibilidad de adquirir el vehículo de repuesto, para esos días que no circula el básico; de administrar sus ingresos para destinar parte de sus emolumentos al pago de una autopista. Todo esto en vez de apostar por el reordenamiento y la mejora en la calidad de los servicios de transporte público.

El Hoy no Circula, aunque noble en su espíritu (tergiversado con respecto a su origen en los años cuarenta del siglo XX), ha demostrado que solo ha servido de pretexto lastimero para justificar los modos como se han llenado los bolsillos chicos y grandes.


Esto, por cierto, me hace recordar una pregunta que se hacen muchos mexicanos: ¿de qué vive Andrés Manuel López Obrador? Recuerdo, asimismo, sin que esto sea respuesta fehaciente a la duda, que el ingeniero dueño del taller mecánico donde yo reparaba mi carro —cuando tuve carro— era socio además de un par de vereficentros, uno en el Estado de México y otro en el Distrito Federal, hoy Ciudad de México. Y él me contó, si lo considero fuente “fidedigna”, cómo, en los tiempos cuando AMLO fue Jefe de Gobierno del DF se hizo “socio” (con testaferros) de varios vereficentros, algunos de ellos por medio de sutiles medidas coercitivas y, de las tajadas y arreglos por debajo de la mesa entre los verificadores y los conductores para “pasar” las pruebas, a AMLO le tocaba (y todavía) una mínima proporción incapaz de ser detectada. A saber cuán cierto fue y sigue siendo esta aseveración. La duda persiste en cercanos y ajenos al político y hoy “dueño” de MORENA.

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